"Aunque estemos en todas partes, la mayoría de la gente no sabe casi nada acerca de la realidad de nuestras vidas."
"Se pone un enorme énfasis en la vigilancia policial —incluyendo la vigilancia de fronteras— como la «solución» a la prostitución. Se da incluso entre gente de izquierda. No obstante, hay que destacar lo poco que se escucha hablar sobre policía y fronteras en estas discusiones. Estas omisiones han llevado a la ilusión de que se pueden tratar las leyes que rigen el trabajo sexual sin ningún cuestionamiento acerca de cómo se aplican dichas leyes y acerca de quiénes van a aplicarlas. Pero las leyes no son únicamente «mensajes». Son lo que se le permite hacer a la policía en el mundo."
"El feminismo que da la bienvenida al poder policial se llama feminismo punitivista. (…) El feminismo punitivista ha adquirido popularidad incluso aunque la policía —y el sistema de justicia en general— sean los principales agentes de la violencia contra las mujeres. (…) La agresión sexual es la segunda forma de violencia policial más denunciada en Estados Unidos."
"La feminista en contra de la prostitución Catherine MacKinnon ha escrito incluso con aprobación ambivalente acerca de «una breve estancia en la cárcel» para las prostitutas, puesto que la cárcel puede suponer para ellas «un alivio de la calle y los proxenetas»."
"Las cuestiones acerca de si una trabajadora sexual es «representativa» se convierte en algo recurrente: en su autoproclamado interés por escuchar «a quienes no tienen voz» las activistas en contra de la prostitución sitúan a toda aquella a la que sí pueden escuchar como alguien que por definición ya no necesita ser escuchada. Esta no es, por supuesto, la lógica que las activistas en contra de la prostitución aplican a sus propias voces."
"...a veces establecen el debate como una oposición binaria sencilla: «Putas felices» (que disfrutan del sexo y que, por lo tanto, apoyan la despenalización) contra «Mujeres que han salido» (que han experimentado dolor en la industria del sexo y que, por lo tanto, apoyan la penalización). (…) Como la escritora y prostituta canadiense Sarah Mann argumenta: «Las putas infelices están atascadas buscando una representación política entre un campo que cuestiona sus experiencias o un campo que cuestiona sus derechos»."
"Una trabajadora sexual puede describir una mala experiencia como una violación en sus derechos laborales, como una agresión sexual o simplemente como un día de mierda en el curro. Con independencia de esto, sus declaraciones no son meramente símbolos para que las feministas no prostitutas los interpreten, especialmente no como parte de la criminalización de sus fuentes de ingreso. Las trabajadoras en activo son las expertas en cómo son ahora mismo las condiciones laborales actuales de la industria del sexo. Resulta muy frustrante para las trabajadoras sexuales que las perspectivas de las prostitutas que han salido o las de las no prostitutas se pongan en el centro y que nuestras propias voces se traten como extras opcionales."
"Las feministas en contra de la prostitución, e incluso las legisladoras, a menudo nos preguntan a las trabajadoras sexuales si practicaríamos sexo con nuestros clientes si no nos pagaran. El trabajo, por lo tanto, se reinscribe constantemente como algo tan personalmente satisfactorio que lo haríamos gratis."
"Patologizar a las trabajadoras sexuales en tanto incapaces de tomar «buenas» decisiones, en lugar de verlas como personas en buena medida motivadas por necesidades familiares, mundanas, puede tener consecuencias desastrosas. En 2013, un juzgado de familia sueco decretó que una joven madre llamada Jasmine no sabía lo que mejor le convenía; el tribunal no consideró su trabajo sexual como un trabajo flexible que le permitía tener ingresos suficientes para vivir, a la vez que podía ocuparse a tiempo completo de sus hijos, sino como una forma de «autolesión». El juez sentenció que, como ella se dedicaba a autolesionarse, era incapaz de cuidar de sus hijos y no tuvo en cuenta sus advertencias de que su ex pareja era violenta. Le concedió a su ex pareja la custodia de los niños. Cuando ella lo visitó para poder ver a los niños, él la apuñaló y la mató."
"Que un trabajo sea malo no quiere decir que no sea un trabajo «de verdad». Cuando las trabajadoras sexuales afirmamos que el trabajo sexual es trabajo, lo que queremos decir es que necesitamos derechos laborales. No estamos diciendo que ese trabajo sea bueno, ni divertido, o ni tan siquiera inofensivo, ni que tenga una importancia fundamental. De la misma manera, posicionar lo que hacemos dentro del marco del derecho laboral no constituye un respaldo incondicional del trabajo en sí. No supone apoyar el capitalismo ni desear una industria del sexo más grande y con mayores beneficios. (…) No es tarea de las trabajadoras sexuales disculparse por lo que la prostitución es. (…) La gente no debería tener que demostrar que su trabajo tiene un valor intrínseco para la sociedad para hacerse merecedora de la seguridad en el trabajo."
He aquí 4 páginas del libro que resultan muy representativas de cómo las leyes anti-trata son en realidad leyes anti-migración.
"No debería sorprendernos que las feministas punitivistas y las feministas trabajadoras sexuales tengan tantas dificultades para hablar de este tema entre sí. No solamente no estamos de acuerdo en la solución, tampoco en el problema: Para las feministas punitivistas el problema es el sexo comercial, que produce la trata; para nosotras, el problema son las fronteras, que producen personas que o no tienen o apenas tienen ningún derecho mientras viajan y trabajan. Las soluciones que proponemos son igualmente divergentes. Las feministas punitivistas quieren abordar el comercio sexual mediante el derecho penal, otorgando más poder a la policía. Para las trabajadoras sexuales la solución incluye el desmantelamiento de los cuerpos policiales de inmigración y de los regímenes militarizados de frontera que empujan a las personas indocumentadas a la clandestinidad y clausuran su acceso a la justicia y a la seguridad; en otras palabras, nuestra solución es quitarle poder a la policía y devolvérselo a los migrantes y a los trabajadores."
"Defender a la prostituta migrante es defender a todos los migrantes: ella es el arquetipo de la migrante estigmatizada. Las fronteras se inventaron para defendernos de ella. No hay solidaridad migrante si no hay solidaridad prostituta y no hay solidaridad entre prostitutas si no hay solidaridad con los migrantes. Las dos luchas están inextricablemente ligadas la una con la otra."
PENALIZACIÓN PARCIAL
"Mientras que las trabajadoras de calle soportan el peso del malestar público, la mayor parte del trabajo sexual en Reino Unido se produce puertas adentro, en el piso de la trabajadora o en el del cliente, o en apartamentos y habitaciones de hotel alquiladas de manera temporal. Pero mantenerse dentro de los límites de la ley es casi imposible cuando la ley es lo bastante general como para incluir prácticamente todo aquello que implica la prostitución aparte del sexo concreto. «Incitar» a alguien no supone fuerza: puede querer decir sencillamente apoyarlas o aconsejarlas antes de que empiecen a ejercer el trabajo sexual. Cuando la policía intentó cerrar los pisos de trabajo en el Soho, Londres, en 2013, definieron «incitar» con el fin de que significara devolver la llamada a una persona que se había postulado para hablar con ella acerca de si podría o no trabajar en ese piso. Contratar a una segunda trabajadora sexual en un trío también podría ser «provocar» o «incitar». Un «burdel» podría ser cualquier inmueble en el que trabaje más de una prostituta, incluso aunque trabajen en horarios diferentes y nunca se crucen. El miedo permanente a esas normas y a sus consecuencias (en especial a los desahucios y a la pérdida de la custodia de los hijos) tiene un efecto disciplinario preventivo en todas las personas que venden servicios sexuales a lo largo de toda la línea de la industria del sexo."
"En 2013, Renata K. y Anna W. estaban vendiendo sexo en Leeds. Estaban trabajando para un jefe que las explotaba y del que querían escapar. Así que, junto a una tercera amiga, dejaron a este jefe y montaron un piso en Bradford, del que compartían los gastos y donde podían recibir a los clientes. Era un espacio de trabajo amistoso y equitativo. Pero esto no disuadió a la policía de hacer una redada, apoderarse de las 672 libras que se encontraron allí y detener a las mujeres. Durante el juicio de Renata y Anna (la tercera mujer huyó a Polonia antes del juicio), el juez y también el fiscal estuvieron de acuerdo en que el piso se gestionaba como una «cooperativa informal». No obstante, Renata y Anna fueron condenadas por gestionar un burdel."
"En agosto de 2017 tres trabajadoras sexuales rumanas fueron detenidas por compartir espacio en las West Midlands. En julio de 2017, la policía de Swindon entró en un piso donde encontró a las tres mujeres rumanas que trabajaban allí. (…) Los periódicos locales informaron de que «las tres mujeres fueron detenidas por el delito de gestionar un burdel» siendo deportadas. La policía de Swindon describe este arresto como «un resultado muy positivo», basándose en que «ahora las mujeres están seguras y lejos de sus clientes y ya no padecen el riesgo del trabajo sexual fuera de las calles». Es difícil imaginar algo menos seguro que ser arrestada, que te roben el dinero, que te lleven a un centro de internamiento para extranjeros y que te deporten, sin poder siquiera despedirte de tus amigos o de tu pareja."
"La definición de «gestionar un burdel» es tan amplia que puede facilitar la penalización de las trabajadoras sexuales: un burdel puede ser cualquier lugar en el que «más de una mujer ofrece relaciones sexuales, ya sean pagadas o no» o que «se ha montado con el fin de albergar prácticas homosexuales depravadas». En otras palabras, un piso compartido en el que sus habitantes mantengan regularmente relaciones sexuales no comerciales podría teóricamente ser un burdel según la ley británica."
"La penalización concede a la policía poder sobre las trabajadoras sexuales y al mismo tiempo crea puntos de apoyo que pueden ser explotados por los delincuentes. Ambas hemos tenido la experiencia de llamadas telefónicas de personas que afirman ser clientes y que preguntan: «¿Entonces trabajas sola, cielo?». Y, en ese momento, hay que hacer malabares con dos problemas concurrentes: ¿está buscando robarme o agredirme, en cuyo caso lo puedo disuadir diciéndole que trabajo con una amiga? ¿O es un poli intentando averiguar si puede hacer una detención por tenencia de burdel ese día, en cuyo caso lo disuadiría garantizándole que trabajo sola?"
"Como vemos una y otra vez en nuestras amigas, dos personas que trabajen juntas en un piso están indefensas ante un casero que quiera cobrarles un alquiler exorbitante —o explícitamente chantajearlas— bajo la amenaza de denunciarlas a la policía. Esas mismas trabajadoras no tienen posibilidad de defenderse cuando un cliente decide que esa culpabilidad es una ventaja que puede emplear para agredirlas o para escapar de la justicia."
"En un espacio de trabajo colectivo, todas las trabajadoras sexuales se arriesgan a la penalización. Pero una trabajadora sexual que trabaja con un agente o un jefe (en un burdel, salón de masaje, sauna o agencia de escorts) no está penalizada, ese marrón le cae al jefe que organiza o facilita su trabajo. Esto, junto a la seguridad que da el tener a otra persona presente, hace que el empleo en los burdeles y en los salones sea una posibilidad atractiva para muchas trabajadoras sexuales. De este modo, que la ley no distinga entre estos dos tipos de arreglo empuja a las trabajadoras sexuales a los brazos de los gestores. También permite que estos gestores extraigan aún más beneficios de las ganancias de las trabajadoras sexuales, una porción de la parte de los gestores se justifica porque ellos cargan con la amenaza de la penalización."
"Una esposa o una pareja que ayuda a contestar los mails o a fijar citas, una recepcionista que trabaja atendiendo el teléfono en un burdel a cambio de propinas o una trabajadora sexual que realquila su piso a una amiga en los momentos de enfermedad o baja son todas ellas figuras vulnerables bajo la ley del «proxenetismo»."
PENALIZACIÓN COMPLETA
"Antes de 2011, una ley de hace siglos que penalizaba los «delitos contra natura» por solicitación (CANS) tuvo como resultado que algunas trabajadoras sexuales fueran apuntadas en un registro de delincuentes sexuales entre 15 años y de por vida. Las trabajadoras sexuales que estaban en ese registro eran, de manera desproporcionada, trabajadoras negras o trans. Figurar en un registro así implica, en muchos sentidos, experimentar una total muerte social: quedas excluida del acceso a la vivienda, de la Seguridad Social, de la mayoría de los empleos y de tu propia comunidad. Se te puede expulsar de los refugios de mujeres maltratadas. En ocasiones no podrás vivir o socializar sin supervisión con niños y niñas, ni siquiera con tus propios hijos.Y en tu permiso de conducir (que necesitas mostrar cuando te paran, o para comprar alcohol, o para depositar dinero en tu banco) se podrá leer «delincuente sexual» en grandes letras naranjas."
"Las medidas policiales en contra de la prostitución también obstaculizan gravemente que las trabajadoras sexuales puedan llevar y usar condones, exponiéndolas a riesgos de salud como embarazos no deseados y VIH."
"Allí donde se juntan la tecnología y el comercio sexual, los métodos policiales contra la prostitución también se hacen cada vez más presentes. En Estados Unidos, la década de 2010 ha sido testigo de una guerra de erosión contra las plataformas online que acogen los anuncios de las trabajadoras sexuales: plataformas que van desde Craiglist a RentBoy (una de las plataformas de chaperos más famosas hasta hace unos años) y Eros han cerrado sus secciones de anuncios en respuesta a los intentos de enjuiciamiento o han sido cerradas por las detenciones. RentBoy, por ejemplo, se cayó repentinamente en el verano de 2015, cuando los agentes de policía hicieron una redada en sus oficinas y acusaron a sus directores."
"Simplemente ser policía ofrece oportunidades para perpetrar acoso, agresión, extorsión y violación. (…) A lo largo y ancho de Estados Unidos, los policías tienen sexo rutinariamente en las «operaciones encubiertas de prostitución», deteniendo convenientemente a la trabajadora únicamente después de que el policía haya eyaculado. En Alaska, una propuesta legislativa que prohibía a los policías de incógnito tener contacto sexual con las trabajadoras sexuales, se ha encontrado con la resistencia del departamento de Anchorage, que ha argumentado que abstenerse del contacto sexual dificulta demostrar que hay prostitución."
"La labor contra la trata que hace el Estado comienza invariablemente con una detención. Los medios de comunicación estadounidenses generalmente informan de estas detenciones llamándolas «rescates». Enmarcan así la detención de personas dentro del comercio sexual como algo no solo progresista, sino activamente humanitario."
"En Sudáfrica, el brutal legado institucional del apartheid se combina con la penalización total generando agresiones especialmente horribles. En Johannesburgo, por ejemplo, la policía suele atacar con gas pimienta los genitales de las trabajadoras sexuales. Los trabajadores sexuales varones y las mujeres trans especialmente son objeto de esta violencia. En un caso, se ha informado de que la policía de Ciudad del Cabo arrestó a un joven trabajador sexual y después animó al resto de los hombres de la celda a agredirlo sexualmente."
MODELO NÓRDICO
El modelo abolicionista que tanto se defiende tiene una doble cara.
"Vamos a examinar lo que les ocurre a las personas que venden servicios sexuales cuando sus clientes son penalizados. (…) Puede que, en lugar de ver a sus dos o tres habituales antes de medianoche, aún no haya tenido ninguno. Ahora supongamos que alguien se le acerca a la una de la mañana, alguien que parece puesto de coca y agresivo, o que conduce un coche con una matrícula que otras trabajadoras le aconsejaron que evitara. Aún necesita ganar suficiente dinero como para poner comida en la mesa. La falta de clientes, por ahora, le resta poder para negar sus servicios a un hombre que, en otras circunstancias, podría rechazar. El cliente puede que tenga miedo de que lo vean, lo que obliga a la trabajadora a ayudarle a esconderse, tal vez conduciendo hasta un parque oscuro después de un trato rápido en la calle. Puede que le ofrezca la mitad de su tarifa habitual y que se niegue a usar condón.”
"Los clientes que se ven refrenados son, de manera desproporcionada, los clientes agradables o, al menos, los que tienen algo que perder. Los clientes que quedan es probable que sean, de manera desproporcionada, los impulsivos, borrachos o violentos: quienes tienen menos que perder."
"Cuesta creer las afirmaciones de que en los países nórdicos se considera a las trabajadoras sexuales como víctimas que merecen cuidado, cuando un violador puede obtener una sentencia más leve «porque sus víctimas eran prostitutas». Tampoco parece que nadie le haya hecho llegar a la policía sueca la información de que haya que apoyar a las prostitutas. El superintendente detective sueco Jonas Trolle hizo estas memorables declaraciones a la prensa: «En esta sociedad debería de ser difícil ser prostituta, así que, aunque no metemos a las prostitutas en la cárcel, les hacemos la vida más difícil»."
"El tercer principio clave del modelo nórdico es, se supone, la despenalización de la prostituta. (…) No obstante, en la práctica, en todos los países que tienen leyes al estilo nórdico, se ha conservado en buena medida la criminalización de las trabajadoras sexuales. Hay leyes municipales en contra de ofertar servicios, existe la penalización de las trabajadoras sexuales que comparten piso, las trabajadoras sexuales son objetivo de desahucios y las leyes de inmigración y prostitución se usan conjunta y agresivamente para deportar a las trabajadoras sexuales."
"Algunas destacadas defensoras del modelo nórdico desdeñan la idea de que las trabajadoras sexuales puedan querer trabajar juntas. Un alto cargo, asesora de derechos humanos en el Carter Centre, afirmaba por ejemplo que «trabajar juntas por seguridad es únicamente un código de proxenetismo o para llevar un burdel», añadiendo que «los proxenetas se definen como trabajadores sexuales, así que todo encaja»."
"El descalabro financiero que supone ser desahuciada es a menudo mucho mayor que las multas impuestas a los compradores que pillan pagando por servicios sexuales. Una trabajadora sexual puede perder su fianza; si ya ha pagado el alquiler de este mes, también lo pierde."
"La policía en los países nórdicos emplea rutinariamente las denuncias de violencia que ponen las trabajadoras sexuales para deportarlas."
"El modelo nórdico surgió como respuesta a las ansiedades racistas acerca de la migración de trabajadoras sexuales negras, especialmente en Noruega, donde se las describía mediante los tópicos estigmatizadores de la mujer sexualmente agresiva."
"Las políticas que dificultan la vida de las prostitutas también dificultan la vida de aquellas a las que consideráis objeto de trata."
"Si la penalización fuera el factor clave en el tamaño de la industria del sexo de un país, Estados Unidos tendría una industria minúscula."
REGULACIONISMO
"Contrariamente a su reputación como una benigna feria de sexo y diversión, un enfoque legalista regulacionista frente a la prostitución no resulta amable con las trabajadoras sexuales. Las legislaciones regulacionistas se manifiestan de maneras ampliamente diversas a medida que países de todos los continentes se esfuerzan con ansiedad en eliminar selectivamente, a través del derecho penal, lo que consideran los aspectos más perniciosos de la prostitución. En conjunto, estos miedos denotan claramente una serie de miedos transculturales que, a estas alturas, ya serán familiares a quienes nos lean: el miedo al cuerpo visiblemente queer, el miedo al cuerpo enfermo, el miedo a la migración, el miedo a la contaminación sexual en lo social, el miedo a las mujeres que se mueven desordenadamente y sin supervisión en la sociedad o que se adueñan del poder económico organizándose el trabajo entre ellas."
"En 2008, un trabajador sexual en Australia fue condenado por trabajar siendo seropositivo, fue expuesto y avergonzado en la prensa."
"Que las mujeres pidan al «padre Estado» protección (en Alemania al Estado se le llama «el padre»), ante lo que podríamos percibir como si fueran nuestras propias «malas decisiones», es la más explícita apelación al patriarcado que se puede imaginar. La palabra patriarcado literalmente significa «gobierno de los padres», o podríamos decir el «padre Estado»."
"Las sanciones suponen restar poder a las trabajadoras y dárselo a la policía, a los dueños o a los clientes."
DESPENALIZACIÓN TOTAL
"Los dos ejemplos de despenalización en la práctica son Nueva Zelanda y Nueva Gales del Sur, Australia. Su logro 'incompleto' de la despenalización total es lo más cerca que hemos estado nunca de la legislación ideal sobre el trabajo sexual. Nueva Zelanda y Nueva Gales del Sur han rechazado las sanciones por el trabajo de calle y la tenencia de burdeles, permitiendo a los colectivos de trabajadoras sexuales que trabajen juntas o en burdeles gestionados por otros. Los patronos responden ante sus trabajadoras sexuales según el derecho laboral."
"Las leyes de extranjería implican que las migrantes indocumentadas tengan que seguir trabajando de manera ilegal. (…) De todos modos, el movimiento por los derechos de las trabajadoras sexuales apuesta claramente por la despenalización, tomando el modelo de Nueva Zelanda como punto de partida."
"En Nueva Zelanda las trabajadoras sexuales de calle pueden trabajar en grupos de amigas, en lugares bien iluminados y centrales de su elección, sin el temor de que ni ellas ni sus clientes sean detenidos. (…) Las trabajadoras sexuales de puertas adentro pueden trabajar con amigas en un piso compartido como en una cooperativa informal, sin tener que pasar por los aros burocráticos o tener redadas y detenciones. Tanto las trabajadoras de calle como de interior pueden comunicarse de manera clara y directa con sus clientes en lo que se refiere a los servicios, el uso del condón, el dinero y sin tener que ir a toda prisa ni recurrir a eufemismos. Los patronos deben someterse al derecho laboral que protege a las trabajadoras sexuales y denunciar a un patrón no supone la pérdida del empleo y el cierre del lugar de trabajo."
"Nueva Zelanda implementó algunas formas adicionales de regulación que, a diferencia de las leyes alemanas y holandesas, están diseñadas teniendo en cuenta el beneficio de las trabajadoras sexuales. (…) La ley fue redactada por las propias trabajadoras sexuales."
CONCLUSIÓN
"A las trabajadoras sexuales se nos ha hecho escuchar; ahora es nuestro momento de hablar. No estamos esperando a que nos inviten al movimiento feminista. Siempre hemos estado ahí."