sábado, 20 de diciembre de 2014

Marilyn Manson: "Deep Six"

Un profundo 6 tres veces repetido para acceder a las prohibidas experienciass sexuales en las que un eterno gusano-Manson que esta vez en un espacio-tiempo digital, puro y casi blanco y negro como contrapunto, se traga todo lo que una mujer posee a través de fálicas vaginas, salvo unos pezones de los que carece. Este es el nuevo single de lo último de Marilyn Manson, "The Pale Emperor", dirigido por el fotógrafo y diseñador de animación Bart Hess. Disfrutad de este sonido acompañado de unas imágenes menos subversivas que habitualmente pero no por ello menos sexuales y simbólicas. El Reverendo vuelve con fuerza.



viernes, 12 de diciembre de 2014

Podrán quitarnos la libertad, pero nunca el porno en internet

Ilustración de Namio Harukawa

No a la eyaculación femenina. No a unos cachetes en el culo. No a palabras sucias, aunque te pongan. No a ese puño. No a sentarte aquí.

A los miembros de la Junta Británica de Censores de Cine todo esto no les gusta. Quieren prohibir, apoyados en una ley de hace más de diez años, la realización de estas prácticas en los contenidos pornográficos. Consideran que la vida de quien realiza alguna de ellas podría estar en peligro.

El asunto ha generado un gran revuelo en el país y ahora, un grupo de activistas por la libertad van a decirles a estos censores algo así como “si me censuras el porno, me siento en tu cara”: unas 500 personas protestarán mañana delante del Parlamento británico, simulando –estarán vestidos– un face-sitting. De paso, batirán un récord, el del mayor número de gente haciendo esto a la vez.

La promotora del acto es Charlotte Rose, que en 2013 fue elegida como trabajadora sexual del año. El hashtag con el que podrás seguir la protesta (las fotos merecerán la pena, sin duda) es #PornProtest. Y, por supuesto, existe evento en Facebook.

Una de las principales quejas de los organizadores es que no se trata solo de una mera prohibición de imágenes, al más puro estilo censor. Estamos también ante la definición gubernamental de lo que es aceptable en sexo o aquello que no lo es.

Especialmente llamativo de la ley es su contenido discriminatorio hacia la mujer. Como la propia Rose ha declarado a The Telegraph"Un hombre puede meterle el pene en la boca a una mujer y ahogarla, pero una mujer no puede eyacular. ¿Esto no es sexista? ".

La prohibición está diseñada para los contenidos online producidos en Gran Bretaña, ajustándose así a las restricciones que ya tenía el porno vendido en DVD, lo cual plantea otra paradoja: ¿qué sentido tiene esta medida aplicada a internet y su no-frontera? El absurdo riza el rizo cuando, en el fondo, hablamos de prohibir mirar una cosa que no está prohibida hacer.
Sobra decir que la industria del porno está que trina y que también lo están muchos consumidores, quienes no entienden que un puñado de personas trajeadas se reúnan alrededor de una mesa para decidir que la eyaculación femenina tiene algún tipo de riesgo.

Como adalid de la democracia parlamentaria, Gran Bretaña ha dejado claro que, pese a todo, persisten ciertos "problemas" en algunos sectores para afrontar el sexo con naturalidad y en igualdad de condiciones. Como si este no formase parte de la vida misma.

Quizá a estos censores les falte algo de humor, que también estará presente en la protesta de mañana: el mayor face-sitting del mundo se hará al ritmo del "Sit on my face" de los siempre socorridos Monty Python.


Artículo de Ignacio Pato. Fuente: www.playgroundmag.net

Yo lo único que tengo que añadir por mi parte, es que estos censores gilipollas lo que necesitan para encontrar esa supuesta equidad que buscan escudándose en un feminismo más falso que la mayoría de los políticos, es que les den bien por el culo. Hasta el fondo.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Neil Gaiman: "Pasteles de bebé"


Hace unos años todos los animales se fueron.
    Nos despertamos una mañana y ya no estaban allí. Ni siquiera nos dejaron una nota o nos dijeron adiós. Nunca acabamos de entender adónde se habían ido.
    Los echábamos de menos.
    Algunos pensamos que el mundo se había acabado, pero no era así. Sencillamente, no había más animales. Ni gatos ni conejos, ni perros ni ballenas, ni peces en los mares, ni aves en los cielos.
    Estábamos completamente solos.
    No sabíamos qué hacer.
    Vagamos perdidos un tiempo y entonces alguien señaló que, sólo porque ya no había animales, no teníamos por qué cambiar nuestras vidas. No teníamos por qué cambiar nuestras dietas o dejar de poner a prueba productos que podrían hacernos daño.
    Después de todo, aún quedaban los bebés.
    Los bebés no saben hablar. Apenas se pueden mover. Un bebé no es una criatura racional y pensante.
    Hicimos bebés.
    Y los usamos.
    Algunos nos los comimos. La carne de bebé es tierna y suculenta.
    Los despellejamos y nos decoramos con su piel. El cuero de bebé es suave y cómodo.
    Con otros hicimos pruebas.
    Les sujetamos los ojos abiertos con cinta adhesiva y vertimos detergentes y champús dentro, de gota en gota.
    Los cubrimos de cicatrices y los escaldamos. Los quemamos. Los sujetamos con abrazaderas y colocamos electrodos en sus cerebros. Hicimos injertos y los congelamos e irradiamos.
    Los bebés respiraban nuestro humo y en sus venas corrían nuestras medicinas y drogas, hasta que dejaban de respirar o hasta que la sangre les dejaba de correr.
    Fue duro, desde luego, pero era necesario.
    Nadie podía negarlo.
    Si habían desaparecido los animales, ¿qué otra cosa podíamos hacer?
    Algunas personas se quejaron, por supuesto. Pero la verdad es que siempre lo hacen.
    Así que todo volvió a la normalidad.
    Pero...
    Ayer, todos los bebés habían desaparecido.
    No sabemos adónde se fueron. Ni siquiera los vimos marcharse.
    No sabemos qué vamos a hacer sin ellos.
    Pero ya se nos ocurrirá algo. Los seres humanos son listos. Es lo que nos hace superiores a los animales y a los bebés.
    Ya encontraremos una solución.

sábado, 6 de diciembre de 2014

Arthur C.Clarke: "El alimento de los dioses"

Fotografía de Josu Sein. Un filete arrancado del lomo de un pobre cerdo maltratado y masacrado junto a un filete de seitán compuesto únicamente de harina de trigo y agua, tan protéico como el primero. ¿Tanto se nota la diferencia?

EL ALIMENTO DE LOS DIOSES (Arthur C. Clarke)
Es una mera cuestión de honradez, señor presidente, el advertirle que gran parte de mi testimonio va a ser sumamente desagradable; implica aspectos de la naturaleza humana que muy rara vez han sido discutidos en público, y menos ante una comisión del Congreso. Pero me temo que no tienen más remedio que afrontarlo; hay momentos en que debemos rasgar el velo de la hipocresía, y éste es uno de ellos.

Ustedes y yo, señores, descendemos de una larga estirpe de carnívoros. Veo por sus expresiones que muchos de ustedes desconocen el término. Bueno, no es de extrañar; pertenece a una lengua que cayó en desuso hace unos dos mil años. Tal vez sea mejor que nos dejemos de eufemismos y seamos brutalmente sinceros, aun cuando tenga que emplear expresiones que no se han oído jamás entre gente educada. Pido perdón de antemano a todo aquel a quien pueda ofender.

Hasta hace unos siglos, el alimento predilecto de casi todos los hombres había sido la carne: la carne de animales que se sacrificaban. No pretendo revolverles el estómago; es sencillamente la constatación de un hecho que pueden comprobar en cualquier manual de historia... Pues claro que sí, señor presidente. Estoy totalmente dispuesto a esperar a que el senador Irving se sienta mejor. Nosotros los profesionales olvidamos a veces las reacciones que pueden experimentar los profanos ante declaraciones de esta naturaleza. Al mismo tiempo debo advertir a la junta que lo que viene a continuación es mucho peor. Si alguno de los presentes es algo delicado, le sugiero que siga el ejemplo del senador, antes de que sea demasiado tarde...

Bueno, pues continúo. Hasta los tiempos modernos, todo el alimento estaba clasificado en dos categorías. La mayor parte se derivaba de las plantas: cereales, frutas, plancton, algas y otras formas de vegetación. Nos es difícil comprender que la inmensa mayoría de nuestros antepasados fueran granjeros y sacaran el alimento de la tierra o del mar mediante técnicas primitivas, a menudo muy penosas, pero ésa es la pura verdad. El segundo tipo de alimento, si se me permite volver sobre tan desagradable tema, era la carne, obtenida de un número relativamente pequeño de animales. Puede que sus nombres les resulten familiares: vacas, cerdos, ovejas, ballenas. La mayoría de la gente - lamento insistir en esto, pero el hecho está fuera de toda discusión - prefería la carne a cualquier otra clase de alimento, pese a que sólo los más ricos podían satisfacer este apetito. Para la mayor parte de la humanidad, la carne era un bocado exquisito, casi desconocido, en una dieta compuesta en más de un noventa por ciento de verduras. Si consideramos el hecho serenamente y de una manera desapasionada - como espero que el senador Irving está en disposición de hacer en este momento -, podemos ver que la carne se convirtió en algo raro y caro, pues su producción requiere un proceso extremadamente ineficaz. Para producir un kilo de carne, el animal en cuestión tenía que comer por lo menos diez kilos de alimento vegetal... alimento que muy frecuentemente podía haber consumido el hombre directamente. Al margen completamente de cualquier consideración estética, este estado de cosas no podía tolerarse después de la explotación demográfica del siglo XX. Todo hombre que comía carne condenaba a diez o más de sus semejantes a la inanición...

Felizmente para todos nosotros, la bioquímica ha resuelto el problema: como deben saber ustedes, la respuesta la dio uno de los innumerables productos accesorios de la investigación espacial. Todo alimento - animal o vegetal - es extraído a partir de un número muy reducido de elementos corrientes. Carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, trazas de azufre y de fósforo... Esta media docena de elementos, junto con algunos más, se combinan en una casi infinita variedad de maneras, componiendo todos los alimentos que el hombre ha utilizado y utilizará jamás. Al enfrentarse con el problema de la colonización de la Luna y los planetas, los bioquímicos del siglo XXI descubrieron el medio de obtener sintéticamente cualquier elemento deseado a partir de las materias primas fundamentales de agua, aire y roca. Fue quizás el logro más importante de la historia de la ciencia. Pero no debemos enorgullecernos demasiado de ello. El reino vegetal nos había superado ya en mil millones de años.

Los químicos podían ahora producir sintéticamente cualquier tipo de alimento imaginable, tuviera o no su correspondiente paralelo en la naturaleza. No hace falta decir que hubo errores... y hasta desastres. Se erigieron imperios industriales que luego se vinieron abajo; el cambio de la explotación agrícola y animal por gigantescas instalaciones de elaboración automática y los omniversores de hoy fue a menudo doloroso. Pero tenía que darse ese paso, y ahora estamos mejor por esa razón. Se ha eliminado para siempre el problema del hambre, y disfrutamos de una alimentación rica y variada como no se ha conocida en ninguna otra época. Además, naturalmente, se ha logrado una ventaja moral. Ya no sacrificamos millones de seres vivos, y aquellas repugnantes instituciones que eran los mataderos y las carnicerías han desaparecido de la faz de la Tierra. Nos parece increíble que nuestros antepasados, por toscos y brutales que fuesen, pudieran tolerar semejantes obscenidades. Y no obstante... es imposible romper totalmente con el pasado. Como he dicho ya, somos carnívoros; heredamos gustos y apetencias adquiridos a lo largo de un millón de años. Nos agrade o no, hace sólo unos años, algunos de nuestros bisabuelos disfrutaban comiendo carne de cordero y de carnero y de cerdo... cuando podían. Y nosotros aún disfrutamos hoy de ese placer... ¡Dios mío! Será mejor que el senador Irving espere fuera a partir de ahora. Creo que no he debido expresarme con tanta brusquedad.

Lo que quería decir, naturalmente, es que muchos de los alimentos sintéticos que actualmente consumimos tienen la misma fórmula que los antiguos productos naturales; algunos de ellos, efectivamente, son réplicas tan exactas que ninguna prueba química o de otro tipo podría encontrar la diferencia. Esta situación es lógica e inevitable; los fabricantes nos hemos limitado a tomar como modelos los alimentos presintéticos más populares, y reproducir su gusto y textura. Naturalmente, hemos creado también nombres nuevos que no sugieren origen anatómico o zoológico alguno, evitando así desagradables asociaciones. Cuando vamos a un restaurante, la mayoría de los nombres que encontramos en la carta han sido inventados a partir de principios del siglo XXI, o son adaptaciones de los nombres originales franceses, por lo que muy pocas personas podrían reconocerlos. Si alguna vez quieren ustedes averiguar cuáles son sus respectivos umbrales de tolerancia, pueden hacer un interesante, pero sumamente desagradable, experimento. La sección clasificada de la Biblioteca del Congreso posee un amplio repertorio de menús de restaurantes famosos - sí, y de los banquetes de la Casa Blanca -, registrados desde hace quinientos años hasta la fecha. Son de una franqueza cruda, disecadora, que los hace casi ilegibles. Creo que no hay nada que revele más vívidamente el abismo que se abre entre nosotros y nuestros antepasados de hace sólo unas cuantas generaciones... Sí, señor presidente... estoy llegando a la cuestión; todo esto está íntimamente relacionado con el motivo de mi alegato, por desagradable que parezca. No es mi intención estropearles el apetito; me limito a exponer el fundamento para el cargo que quiero presentar contra mis competidores, la Corporación Triplanetaria de Alimentación. De no entender este fundamento, podrían pensar que no es más que una queja trivial motivada por las graves pérdidas que ha soportado mi compañía desde que apareció en el mercado la Ambrosía Plus.

Todas las semanas, señores, se inventan nuevos alimentos. Aparecen y desaparecen como las modas femeninas, y sólo uno de cada mil viene a sumarse permanentemente al menú. Es extremadamente difícil acertar en el gusto del público de buenas a primeras, y reconozco sinceramente que la serie de platos Ambrosía Plus han obtenido el más grande éxito en toda la historia de la industria alimenticia. Todos ustedes conocen la situación: los demás platos han desaparecido del mercado. Como es natural, nos hemos visto obligados a aceptar el desafío. Los bioquímicos de mi organización son tan buenos como los de cualquier otra compañía del sistema solar; así que se pusieron a trabajar inmediatamente en la Ambrosía Plus. No les revelo ningún secreto industrial si les digo que tenemos análisis de casi todos los alimentos, naturales o sintéticos, que ha utilizado la humanidad, incluso de platos exóticos de los que ustedes no han oído hablar jamás, como calamares fritos, langostas con miel, lenguas de pavo real, polipodios venusianos... Nuestra vasta biblioteca de sabores y texturas es nuestra base fundamental, así como la de todas las sociedades del ramo. De ella podemos seleccionar y mezclar elementos para cualquier combinación imaginable; y normalmente podemos obtener un duplicado, sin grandes dificultades, de cualquier producto que saquen nuestros competidores. Pero la Ambrosía Plus nos ha tenido desorientados durante bastante tiempo. Su precipitado de proteína-grasa la clasificaba decididamente como una carne sin demasiadas complicaciones... y, sin embargo, no lográbamos reproducirla exactamente. Esa ha sido la primera vez que han fracasado mis químicos; ninguno de ellos podía explicar qué era lo que confería a la sustancia su extraordinario atractivo, el cual, como todos sabemos, hace que, en comparación, nos parezca insípido cualquier otro alimento. Y con razón... pero vayamos por partes.

En pocas palabras, señor presidente: el director de la Corporación Triplanetaria comparecerá ante usted... más bien de mala gana, estoy seguro. Le dirá que la Ambrosía Plus se compone de aire, agua, calcio, azufre y demás. Eso es completamente cierto, pero es lo menos importante de toda esta historia. Pues nosotros acabamos de descubrir su secreto... que, como la mayoría, es bien simple una vez conocido. Desde luego, debo felicitar a mi competidor. Por fin ha hecho aprovechables cantidades ilimitadas de lo que es, por la naturaleza de las cosas, el alimento ideal de la humanidad. Hasta ahora lo ha habido en proporciones extremadamente reducidas, y, por tanto, lo venían paladeando los pocos entendidos que podían obtenerlo. Todos ellos, sin excepción, han jurado que no existe nada que se le pueda comparar ni remotamente.

Sí; los químicos de la Triplanetaria han hecho un trabajo magnífico. Ahora, a ustedes les toca resolver las repercusiones morales y filosóficas. Al empezar mi alegato he utilizado el viejo término de carnívoros. Ahora debo darles a conocer otro que, dado que lo empleo por vez primera, convendrá que lo deletree: C-A-N-I-B-A-L-E-S... 

_______

Por el amor del Diablo, que la carne in vitro se comercialice de una vez... Por el bien de los humanos, del planeta y el medio-ambiente, de los perros y gatos que viven con nosotros, y sobre todo por el de los animales "de granja"...

martes, 2 de diciembre de 2014

Niño "discapacitado" cantando por Rosario Flores


Adrián Martínez, niño con problemas neurológicos, expresión más correcta que "discapacitado" porque es más capaz que muchos para algunas cosas y menos para otras, como absolutamente todo el mundo, cantando por Rosario Flores. Qué bonito...

Recuerdo cuando mi padre de pequeño me llamaba anormal o subnormal. Ahora prefiero que me llamen cualquiera de las 2 cosas antes que "normal".