Tantas obras en defensa de los derechos
de los animales no humanos citadas en este blog, y aún no había
leído el gran clásico del movimiento animalista, "Liberación
animal" de Peter Singer. Problema resuelto, y con gran
satisfacción, ya que se trata de una gran obra que va argumentando a
través de diferentes capítulos que tratan de los diversos ámbitos
en los que los animales no humanos son maltratados, por qué debemos
tenerlos en consideración exactamente de la misma manera que a los
humanos, siendo la primera obra que comenzó a tratar el concepto de
especismo. Se trata además de una edición actualizada, o más bien
reescrita por Peter Singer en el 2011, dando nuevos datos actualizados, tanto para bien como para mal, además de
corregir alguna opinión que ha cambiado desde la primera edición de
1975. La mejor manera de abordar y resumir el libro, es capítulo a
capítulo.
1.- TODOS LOS ANIMALES SON
IGUALES...
o por qué el principio ético que
fundamenta la igualdad entre humanos exige que también que extendamos la
igualdad a los animales
En unas pocas páginas introductorias,
Singer argumenta el principio base de toda la obra, la
igualdad de todos los seres sintientes. Pero cuando se refiere a esa
igualdad, para acallar a todos los que digan que evidentemente somos
diferentes (y el resto de animales entre sí también, porque poco
tienen que ver una ballena y un gusano), deja claro que se trata de
considerar a todos los seres sintientes con intereses por igual
independientemente de las diferencias y de que a causa de ellas los
derechos tampoco sean los mismos (no tendría sentido darle a un
perro el derecho al voto), ya que lo contrario sería un intento de
justificar todo tipo de torturas y matanzas en aras de una supuesta y
arbitraria superioridad, tal como ocurrió con las mujeres o los
negros, algo que aunque siga ocurriendo ha cambiado radicalmente sin
que hoy en día seamos conscientes, por no haberlo vivido, de cúal
era la situación de los esclavos negros o las mujeres hace tan solo
dos siglos, un cambio que ahora se está extendiendo a todas las
especies animales. Un punto de vista optimista necesario para seguir
luchando, ya que si pensamos que lo que estamos haciendo no sirve
para nada dejaremos de actuar permitiendo que todos los animales
vuelvan a la situación en la que se encontraban hace siglos.
El principio básico de la igualdad
no exige un «tratamiento»
igual o idéntico, sino una misma consideración. Considerar de la
misma manera a seres diferentes puede llevar a diferentes
tratamientos y diferentes derechos.
No existe ninguna razón lógicamente
persuasiva para asumir que una diferencia real de aptitudes entre dos
personas deba justificar una diferencia en la consideración que
concedemos a sus necesidades e intereses. El principio de la
igualdad de los seres humanos no es una descripción de una supuesta
igualdad real entre ellos: es una norma relativa a cómo deberíamos
tratar a los seres humanos.
(…)
Este principio de igualdad implica
que nuestra preocupación por los demás y nuestra buena disposición
a considerar sus intereses no deberían depender de cómo sean los
otros ni de sus aptitudes.
Si la posesión de una inteligencia
superior no autoriza a un humano a que utilice a otro para sus
propios fines, ¿cómo puede autorizar a los humanos a explotar a los
no humanos con la misma finalidad?
La capacidad para sufrir y disfrutar
es un requisito para tener cualquier otro interés
2.- HERRAMIENTAS DE INVESTIGACIÓN...
o cómo se emplean tus impuestos
Aunque la utilización de animales no
humanos para la investigación médica y otros objetivos tan
nauseabundos como los militares, han mejorado y disminuido desde la
primera edición del libro, ni mucho menos han desaparecido. La
mayoría de ellos resultan absurdos, con finalidades para las que el
mero sentido común ya nos es suficiente, como saber si darle frío a
alguien que ha sufrido un golpe de calor es adecuado. Experimentos
tan absurdos como éste se siguen realizando, con terrible dolor para
los animales utilizados, y más aún cuando se justifica diciendo que
la anestesia puede interferir en el resultado. Muy pocos de ellos son
publicados en revistas científicas, y cuando lo son, se hace con
todos los detalles y sin esconder toda la crueldad infligida. Son los
que Singer describe en el libro, pero si se suman los que no
se publican, que son la mayoría, los realizados para fines militares,
los realizados para pruebas de cosméticos, y los que se realizan en
estudios de ciencias por parte de los estudiantes, aunque
afortunadamente cada vez son más los que apelan a la objeción de
conciencia, podemos hacernos una idea de la terrible masacre. No se
trata de utilizar a un animal no humano para salvar a millones de
humanos, sino utilizar millones de animales no humanos para muy pocas
veces conseguir mediante ello salvar vidas humanas. Y algo que
tenemos que tener muy en cuenta es que se realizan gracias a nuestros
impuestos, impuestos que si nos pusiéramos firmes podrían ser
utilizados para desarrollar y perfeccionar técnicas denominadas hoy
en día alternativas pero que podrían ser las básicas por ser
incluso más efectivas. Y por supuesto, en este ámbito no podía
faltar el especismo.
Pocas personas sienten lástima por
las ratas y, sin embargo, son animales inteligentes y no puede haber
lugar a dudas de que son capaces de sufrir, y de que sufren por los
innumerables y dolorosos experimentos que se realizan con ellas. Si
el Ejército dejara de hacer experimentos con perros y usara en su
lugar ratas, también deberíamos preocuparnos.
El dilema central del investigador
se plantea, pues, de forma especial en la psicología: o bien el
animal no es como nosotros —en cuyo caso no hay razón para
realizar el experimento—, o bien el animal es como nosotros y, en
este caso, no debemos utilizarlo para realizar un experimento que
consideraríamos una atrocidad si lo hicieran con uno de nosotros.
Si el investigador aduce que el
experimento es lo bastante importante como para justificar que se
cause sufrimiento a los animales, ¿por qué no lo es como para
justificar que se cause sufrimiento a humanos del mismo nivel mental?
¿Cuál es la diferencia entre ambos? ¿Solamente que uno es miembro
de nuestra especie y otra no? Pero apelar a esa diferencia revela un
prejuicio no más defendible que el racismo o cualquier otra forma de
discriminación arbitraria.
3.- EN LA GRANJA INDUSTRIAL...
o lo que sucedió a tu comida cuando
aún era un animal
Éste es un punto especialmente
sangrante, ya que muchos animalistas siguen consumiendo productos de
origen animal sin darse cuenta de que es el ámbito en el que más
número de animales se torturan y masacran, y con más crueldad.
Cabría preguntarse si es ético incluso criar animales para
sacrificarlos cuando biológicamente no necesitamos ningún producto
animal (otra cosa diferente es encontrarse un animal muerto por
causas naturales), pero de todas maneras esto ha pasado a la
historia. Las pequeñas granjas han tenido que desaparecer o
convertirse en grandes fábricas de producción en cadena para
sobrevivir. De ahí provienen los alimentos de origen animal,
incluida la leche de vacas a las que se les impide moverse por estar
conectadas a una máquina sacalecehes y siendo hormonadas para que
sigan produciéndola hasta que vuelven a ser inseminadas quitándoles
a su cría a la que se le provocará anemia para el capricho de unos
sibaritas o hasta que es sacrificada cuando ya tiene una terrible
mastitis y no es capaz de producir más leche, y los huevos de
gallinas hacinadas hasta tal punto que les cortan el pico sin
anestesia provocando gran dolor e infecciones posteriores para que no
se picoteen entre ellas por el terrible estrés que sufren. Ya casi
todos sabemos que la carne se obtiene mediante producción en cadena,
en el caso de los cerdos, por ejemplo, siendo desplazados colgados
boca abajo de una máquina transportadora hasta que el matarife les
clava un cuchillo que pocas veces los mata antes de que sean
sumergidos en agua hirviente para eliminar el pelo y ablandar la
piel. Y a pesar de ello, todavía hay muchísima gente que ve el
pedazo de carne envasado como algo producido en el propio
supermercado y pocas veces se preguntan qué ha sido de él cuando
estaba vivo. Afortunadamente muchas asociaciones han revelado vídeos
en los que se ve la realidad, pero automáticamente han surgido
campañas publicitarias intentando ridiculizar a los veganos. Y por
supuesto, de nuevo el especismo. No deja de ser cínico, nos demos
cuenta o no, que nos escandalicemos porque en China se coman perros y
gatos y en Japón y países nórdicos ballenas y delfines, y que no
nos preocupemos del resto de especies animales por el simple hecho de
pertenecer a otra especie que consideramos "hecha" para nuestros
paladares.
Para la mayoría de los seres
humanos, especialmente los de las modernas comunidades
metropolitanas, la forma de contacto más directa con los animales no
humanos se produce a la hora de las comidas: nos los comemos. En este
simple hecho está la clave de nuestras actitudes hacia otros
animales y también de lo que cada uno de nosotros podemos hacer para
cambiarlas. El uso y el abuso de los animales que se crían para
procurarnos alimento excede con mucho, en números absolutos de
animales afectados, a cualquier otro tipo de malos tratos.
4.- HACERSE VEGETARIANO...
o cómo producir menos sufrimiento y
más alimento a un menor coste para el entorno
Si tenemos en cuenta lo anteriormente
dicho, está en nuestras manos cambiarlo. No consumimos porque se
oferta y se produce, sino que se oferta y se produce porque
consumimos. Si todos nos hiciéramos veganos, muchas de las acciones
públicas de activistas ni siquiera serían necesarias. Y además de
la ética también entra en juego la ecología, ya que se deforestan
grandes zonas para cultivar cereales para miles de millones de
animales destinados a carne esencialmente para el primer mundo y que
no paran de emitir metano, una de las grandes causas del agujero de
ozono, con todo el agua necesaria para los cultivos, cuando ese agua
y esos cereales salvarían del hambre y la muerte a millones de
humanos.
Hacerse vegetariano no es un mero
gesto simbólico. Tampoco es un intento de aislarse de la
desagradable realidad del mundo, manteniéndonos puros y, por tanto,
sin responsabilidad alguna por la crueldad y las matanzas que abundan
en todas partes. Hacerse vegetariano es el paso más eficaz y
práctico que se puede dar para poner fin tanto a la muerte de los
animales no humanos como a todo aquello que les causa sufrimiento.
El vegetarianismo es una forma de
boicot.
Cuanto más pequeña sea la demanda, más bajo será el precio y menor el beneficio. Cuanto menor sea
el beneficio, menos será el número de animales criados y
sacrificados.
Independientemente del sabor de las
comidas, es probable que las personas que contemplan la idea
vegetariana se preocupen de si este régimen les va a proporcionar la
nutrición adecuada. Estas preocupaciones carecen de fundamento. En
numerosas partes del mundo han existido culturas vegetarianas cuyos
miembros han gozado de la misma salud, y a menudo mejor, que los no
vegetarianos que vivían en zonas similares. Los hindúes ortodoxos
han sido vegetarianos desde hace más de 2.000 años. Gandhi,
vegetariano toda su vida, tenía cerca de 80 años cuando una bala
asesina acabó con su activa vida. En Gran Bretaña, donde viene
existiendo un movimiento vegetariano oficial desde hace más de 140
años, hay vegetarianos de tercera y cuarta generación. Muchos
vegetarianos famosos, como Leonardo da Vinci, León Tolstoi y George
Bernard Shaw, han vivido vidas largas e inmensamente creativas.
5.- EL DOMINIO DEL HOMBRE...
una breve historia del especismo
A lo largo de toda
la historia de la humanidad pocas sociedades no han explotado a los
animales no humanos. Hay signos de que los que consideramos más
bárbaros, nuestros ancestros de la prehistoria, basaban su dieta en
los vegetales, y en cualquier caso se trataba de mera supervivencia y
no de tiranía, porque a excepción de religiones como el budismo y
el hinduísmo, que el resto de religiones, como las paganas y politeístas
que realizaban sacrificios a los dioses, el judaísmo, cristianismo e
islam que han considerado que Dios ha creado al resto de los animales
para su servicio, que a partir del Renacimiento se afianzara la idea de
que el hombre era el centro y medida de todo, pudiendo equipararse
humanismo y
antropocentrismo, y ya en el periodo de la Ilustración, cuando
se comenzó a depender menos de las religiones y más progresos se
consiguieron, que hubiera científicos, como Descartes, que difundieron la
idea de que los animales no humanos eran meras máquinas animadas que
no sentían nada y cuyos gritos eran como los sonidos de un reloj que
se desmonta, ayudando a generalizar la vivisección, es tiranía. Incluso
filósofos que no consideraban a los animales no humanos como seres
inferiores a nuestra disposición, como Schopenhauer, no podían
abandonar la idea de que la carne era necesaria para sobrevivir.
Todas estas ideas, consciente o inconscientemente como en el caso de
Schopenhauer, conducían a la tiranía de los humanos hacia el resto
de los animales, y la tiranía es tiranía se ejerza sobre quien se
ejerza, independientemente de su sexo, raza o especie.
¿Es el
sufrimiento de otras criaturas un mal en sí mismo? Si es así, ¿no
estaríamos por esta razón obrando mal al hacerles sufrir o, cuando
menos, al hacerles sufrir innecesariamente?
6.- EL ESPECISMO
HOY...
defensas,
racionalizaciones y objeciones a la liberación animal, y los
progresos logrados para superarlas
La opresión sobre los animales no humanos comienza desde que somos
muy pequeños y, amemos y valoremos al resto de los animales o no,
siendo más bien lo habitual lo primero y siendo lo segundo una
influencia de los adultos, comemos la carne que nos ponen en el plato
sin ser conscientes ni de qué se trata, siendo incapaces en el
futuro de abandonar esa práctica. Afortunadamente cada vez son más
corrientes los libros de cocina vegetariana y las asociaciones que
abogan por dejar de comer animales y derivados, reaccionando con mayores campañas cuando una
productora de carne intenta ridiculizar a los vegetarianos y veganos.
Movimientos como el feminismo han ayudado a que la igual
consideración y la concesión de ciertos derechos básicos comunes a
todos los seres sintientes se apliquen también a cualquier raza,
etnia y cada vez más incluso especie, reduciendo notablemente el
especismo. Ninguno de los productos que antes era necesario fabricar
con productos de origen animal lo es ahora, ni cuero, ni pieles, ni
plumas, ni velas, y así hasta el infinito, y los que se siguen
fabricando con gelatina de origen animal podrían ser fabricados,
gracias a la presión de las asociaciones de activistas animalistas,
con gelatina vegetal. El especismo no ha desaparecido, ni mucho
menos, pero deberíamos de tener en consideración que hace escasos
años ese término ni siquiera existía. Es un movimiento que se
seguirá extendiendo, siendo necesaria una visión optimista que nos
empuje a seguir actuando aun siendo conscientes de los miles de
millones de animales que siguen siendo masacrados en aras de una
arbitraria y artificial superioridad absoluta que en realidad no
existe.
Así pues, la
ignorancia es la primera línea de defensa del especista, aunque
cualquiera puede superarla fácilmente si dispone de tiempo y está
decidido a enterarse de la verdad. La ignorancia ha durado tanto sólo
porque la gente no quiere enterarse de la verdad. «No
me lo digas, me estropearás la comida»,
es la respuesta habitual ante un intento de decirle a alguien
simplemente la manera en que fue producida aquella comida.
Cuando
los no vegetarianos dicen que «los
problemas humanos están primero»,
no puedo evitar preguntarme qué es exactamente lo que están
haciendo por los humanos que les obliga a continuar apoyando la cruel
e innecesaria explotación de los animales de granja.
Mi
argumento no es que los animales sean capaces de actuar moralmente,
sino que el principio moral de la misma consideración de los
intereses se les puede aplicar a ellos tanto como a los humanos. Que
a menudo es adecuado incluir dentro de la esfera de igual
consideración a seres incapaces de hacer elecciones morales queda de
manifiesto en el trato que les damos a los niños pequeños y a otros
humanos que, por una razón u otra, carecen de capacidad mental para
entender la naturaleza de la elección moral. Como podría haber
dicho Bentham, la cuestión no es si pueden elegir, sino si pueden
sufrir.
Se trata, pues, de una obra muy
bien estructurada con argumentos difícilmente contestables, y
prácticamente indispensable para saber lo que ocurre en los
diferentes ámbitos en los que los animales no humanos son explotados
y para ser conscientes de en qué consiste el especismo y asimilarlo
cada vez más a nuestro vocabulario habitual.
Aquí tenéis los enlaces a otros
libros animalistas tratados en este blog:
Aquí tenéis una serie de documentales animalistas imprescindibles:
Aquí tenéis también una serie de citas animalistas, reflexiones, vídeos cortos y noticias de interés:
La industria de la lana
50 errores fatales y desastres de la experimentación con animales
STOP VIVISECTION
Igualdad Animal publica imágenes inéditas de experimentos con animales en España
La India declara al toro animal protegido y prohíbe los festejos taurinos
California se une a la prohibición del foie gras
La tauromaquia recibe una estocada en Catalunya
La UE prohíbe definitivamente la experimentación en animales con fines cosméticos
La crueldad en las granjas porcinas del Reino Unido, al descubierto
Torturas generalizadas en granjas porcinas españolas
Granjas industriales en exactamente 60 segundos
La vida de un cordero en 60 segundos
"La mirada circular", un corto para ponernos del otro lado. No más carne.
I am a vegan
Citas célebres en defensa de los derechos de los animales
Citas antitaurinas de Manuel Vicent
Frases antitaurinas
El raciocinio no es exclusivo de los humanos
Los no humanos también son personas
La cultura del especismo en Barcelona
Una mirada crítica al uso de animales en publicidad
Sollozos y ladridos: Así es el corredor de la muerte canino
Como veis, en muchos de los enlaces se muestra la sociedad especista aún vigente, pero algunas de las noticias tratan sobre grandes avances en la protección a los animales no humanos. Por eso es indispensable mantener cierto optimismo. Y recordad que el veganismo es toda una filosofía, el veganismo es ética, no comer ningún producto de origen animal no por ética sino por otras razones como la salud o el paladar y que no te importe su explotación en otros ámbitos, no es ser vegano. Pero de la misma manera, y algunos no estarán de acuerdo, tampoco creo que se trate de un purismo difícil de alcanzar porque nunca sabemos con certeza cuáles de nuestras acciones repercuten en la explotación a los demás, humanos o no, pero tampoco dejar de actuar en un ámbito porque veas que en otros se avanza menos. Alguien me dijo que ser activista no es dar dinero ya que eso es caridad, sino dejar a un lado tus privilegios y actuar dedicando más que tu tiempo libre. Es una aseveración que no entiendo, ya que tu tiempo es tu vida, si dedicas tu tiempo estás dedicando tu vida, y si participas en actos públicos estás dedicándole tiempo a la causa. Por otra parte, ¿y si el privilegio de alguien es tener mucho dinero y lo dona a asociaciones animalistas en lugar de gastárselo todo en caprichos? (cosa por otra parte muy humana y que no rechazo) ¿Y si el privilegio de alguien es tener mucho tiempo libre y dedica parte de él a actuar de cualquier manera en contra del especismo? ¿Y si el privilegio de alguien es ser hacker y boicotea granjas industriales, festejos taurinos o cacerías? Activista es el que actúa. Todos ellos actúan de alguna manera, ya que actuar no es solamente participar en actos públicos, y en ocasiones otras formas de actuar pueden conseguir más. Tengamos en cuenta también las circunstancias de cada individuo. No se trata de menospreciar la manera de actuar de otros, el activismo de otros. Unámonos todos.
GO VEGAN!!!!!!!
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