Hace ya 5 días que se estrenó mundialmente el nuevo single de David Bowie, pero no el tiempo suficiente para que los que no lo siguen continuamente estén familiarizados. Si bien es cierto que los instrumentos de viento no son nada nuevos en la música de Bowie, no hace falta más que recordar la época de "Young Americans", el tema más jazzístico que ha realizado fue "Sue (or in a Season of Crime)", incluido en su último recopilatorio "Nothing has changed". Parece ser que le ha cogido gusto al jazz, que será una constante en el nuevo disco que verá la luz el día de su cumpleaños, 8 de enero, aunque no un jazz puro, sino mezclado con electrónica, fragmentos de rock ligero "clasicista", y según se ha publicado incluso cantos gregorianos. No hace falta más que escuchar el primer single del álbum que llevará el mismo título, "Blackstar", para observar cómo va cambiando a través de los años los instrumentos y bases rítmicas manteniendo siempre su esencia, quedando patente que el Bowie de los 70 y el de esta década difieren sólo en los instrumentos utilizados en cada época pero son reconocibles como obras del mismo artista que Bowie es, uno de los pocos superventas que no se vende a la industria para realizar temas vacíos que sólo sirven para pasar un rato. En Bowie siempre se encuentra profundidad, un oscuro túnel con pequeños agujeros por los que penetra una luz tan cegadora como la oscuridad del túnel. Es uno de esos artistas a los que tus sentidos se tienen que acostumbrar para sentir los vertiginosos cosquilleos que produce el penetrar en el subconsciente, aunque vaya en apariencia metamorfoseándose, pero ya se sabe que las apariencias engañan. Si no se tratara de Bowie, el nuevo álbum que estará compuesto de 7 temas de larga duración (el primer single dura 10 minutos) sería automáticamente calificado de "alternativo". Puede recordar a ciertas bandas que no nombraré para que no parezca que Bowie las imita, porque lo último que hace es imitar. Si acaso es capaz de mezclar diferentes maneras de hacer música para crear algo completamente nuevo, algo que muy pocos consiguen y que se puede ver en éste su primer single, con un excelente vídeo dirigido por el genial Johan Renck en el que paisajes de aspecto retropostapocalíptico se combinan con paisajes futuristas en los que las visiones espaciales y los viajes a través de él, cómo no, no podían faltar al ser una constante desde que se dio a conocer, con las también habituales imágenes y referencias en la propia música surrealistas y pesadillescas en las que los antiguos simbolismos y el misticismo de la era espacial se dan de la mano. Para muestra, este fotograma del vídeo en el que, como en pasadas ocasiones, su cara deja de tener el aspecto de las multitudes al ser uno de los reflejos en los espejos de su propio interior. Disfrutadlo.
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