Existen 2 mujeres que pareciera que escriben (o han escrito) pensando en mí. Son Tori Amos y Alejandra Pizarnik. Como ya comenté en la actualización sobre Francesca Woodman, me resulta fabuloso sentir que hay personas capaces de percibir y absorver exactamente lo mismo que yo.
Siempre relacionaré los poemas en prosa de la surrealista (de nuevo...) argentina Alejandra Pizarnik, hija de un matrimonio de emigrantes judíos centroeuropeos y nacida en Buenos Aires en 1936, con la nostalgia que me provocan mis recuerdos de los felices y al mismo tiempo solitarios años que pasé en mi piso de Barcelona, la soledad y los amores (entre los que incluyo importantes amistades) no correspondidos, el deseo erótico frustrado, el insomnio, el amor por la noche y al mismo tiempo el odio por no poder dormir durante la misma, largas horas tanto de angustia como de alegría e inspiración... Cada vez que los leo me siento a mí mismo. Es más, al releer sus poemas y los míos, me he dado cuenta de que incluso muchas veces utilizamos un vocabulario y expresiones calcadas, sin yo saber que ella las había utilizado.
Alejandra también escribió unos preciosos cuentos basados en su adorada
Alicia en el País de las Maravillas, unos relatos humorísticos que rompen con todos los convencionalismos del lenguaje, una obra de teatro surrealista hasta más no poder pero que no impide que te sientas como si te encontraras en una sala viéndola en directo, y cantidad de artículos y ensayos, a destacar el ensayo sobre la Condesa Báthory, aquella "vampiresa" real lesbiana que mataba cruelmente a todas sus jóvenes víctimas para bañarse en su sangre, un ensayo al que Alejandra le tenía mucho cariño.
Ha sido fascinante leer también sus diarios, que se pueden considerar otro compendio de poemas. Leerlos ha sido en muchas ocasiones como leer los míos propios, ayudándome a valorar lo que escribo teniendo en cuenta la cantidad de textos que he eliminado y que veo reflejados en los de Alejandra.
Paralelismos:
-Desde adolescente, Alejandra observaba su cuerpo sintiéndolo como si no fuera el suyo, como algo ajeno. Había algo en él que le incomodaba.
-Jamás dejó de mostrar su frustración por no ser capaz de escribir una novela en prosa y por no ser capaz de manejar una gramática convencional, afortunadamente para los que adoramos su poesía tal como es por su originalidad. Y es que a mí me pasa lo mismo. Algún relato que otro he conseguido escribir, pero lo natural en mí es que las imágenes se transformen en palabras sin rimas y sin unas convencionales estructuras e hilos argumentales.
-Una gran dificultad para moverse en eso que la gente se ha empeñado en denominar
realidad, es decir, búsqueda de empleo y valerse por uno mismo, dificultades para relacionarse con los demás, no compartir sus maneras de vivir, amor sin sexo y sexo sin amor, etc, estableciendo una gran distancia ente el deseo y la acción.
-Alejandra se pasó toda su vida debatiéndose entre vivir en su odiada Buenos Aires o Francia, ciudad en la que entabló amistad con gente como Octavio Paz, encargado del prólogo de su libro
Árbol de Diana. Después de vivir en Francia, donde ya comenzó a publicar textos sintiéndose independiente, finalmente volvió a Buenos Aires rondando los 30 años. Su padre murió y ella no tuvo más remedio que, a su pesar, vivir con su madre. Todo esto es trasladable a mi odiada Donosti que dejé para irme a mi amada Barna, de la que me tuve que volver entre otros problemas por la muerte de mi padre, viviendo desde entonces en casa de mi madre, también a mi pesar. Alejandra estuvo viviendo en una habitación alquilada que su madre le pagaba. Cuando yo me vaya no será para irme a otro piso en Gipuzkoa. Me largaré a Barna, Madrid, o cualquier otra gran ciudad del extranjero.
-Jamás desde adolescente dejó de hablar constantemente sobre sus deseos de suicidarse, mencionando muchas veces su miedo/atracción por la locura. No he llegado a tales extremos, pero la verdad es que toda persona interesante siente de manera similar en determinadas ocasiones. Y es que finalmente, después de pasarse años en terapias de psicoanálisis con
profesionales que no aceptaban la homosexualidad (se le atribuyó un romance con la escritora Silvina Ocampo aunque tampoco tuvo reparos a la hora de narrar sus encuentros con hombres) y de estar semirrecluída en psiquiátricos, etapa en la que pasó por severas depresiones y tentativas de suicidio a pesar de haber publicado uno de sus libros más exitosos,
Extracción de la piedra de la locura, por el que obtuvo críticas muy favorables. A mediados de 1972 estuvo internada cinco meses en el hospital psiquiátrico Pirovano de Buenos Aires, y en un permiso de un fin de semana se quitó la vida con una sobredosis de seconal sódico a la edad de 36 años para transformar su obra en inmortal.
LA CARENCIA
Yo no sé de pájaros,
no conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener alas.
EL AUSENTE
I
La sangre quiere sentarse.
Le han robado su razón de amor.
Ausencia desnuda.
Me deliro, me desplumo.
¿Qué diría el mundo si dios
lo hubiera abandonado así?
II
Sin ti
el sol cae como un muerto abandonado.
Sin ti
me torno en mis brazos
y me llevo a la vida a mendigar fervor.
POEMA
Tú eliges el lugar de la herida
en donde hablamos nuestro silencio.
Tú haces de mi vida
esta ceremonia demasiado pura.
EL OLVIDO
En la otra orilla de la noche
el amor es posible
—llévame—
llévame entre las dulces sustancias
que mueren cada día en tu memoria.
EL CORAZÓN DE LO QUE EXISTE
no me entregues,
tristísima medianoche,
al impuro mediodía blanco.
LOS OJOS ABIERTOS
Alguien mide sollozando
la extensión del alba.
Alguien apuñala la almohada
en busca de su imposible
lugar de reposo.
SORTILEGIOS
Y las damas vestidas de rojo para mi dolor y con mi dolor insumidas en mi soplo, agazapadas como fetos de escorpiones en el lado más interno de mi nuca, las madres de rojo que me aspiran el único calor que me doy con mi corazón que apenas pudo nunca latir, a mí que siempre tuve que aprender sola cómo se hace para beber y comer y respirar y a mí que nadie me enseñó a llorar y nadie me enseñará ni siquiera las grandes damas adheridas a la entretela de mi respiración con babas rojizas y velos flotantes de sangre, la mía sola, la que yo me procuré y ahora vienen a beber de mí luego de haber matado al rey que flota en el río y mueve los ojos y sonríe pero está muerto y cuando alguien está muerto, muerto está por más que sonría y las grandes, las trágicas damas de rojo han matado al que se va río abajo y yo me quedo como rehén en perpetua posesión.
BUSCAR
No es un verbo sino un vértigo. No indica acción. No quiere decir
ir al encuentro de alguien sino
yacer porque alguien no viene.
SIN TÍTULO
Triste cuando deseo y cuando no. Triste cuando con un cuerpo y cuando no. Triste cuando con su sonrisa y cuando no.
En España la editorial Lumen ha editado 3 libros que recogen la obra de Alejandra,
Poesía completa,
Prosa completa y
Diarios.
Alejandra, a pesar de tus inseguridades, te has convertido en una de las mejores y más importantes escritoras en lengua castellana. Una pena que decidieras no vivirlo...