CÓMO ACABAR CON LOS AUTÓNOMOS DE UNA VEZ POR TODAS (artículo de Antonio Dyaz)
Hace unos meses publiqué en estas páginas
No disparen al freelance. La cálida acogida de aquél artículo me sirvió para constatar que son muchos los lectores de
Yorokobu que son autónomos, o freelances, que casi viene a ser lo mismo. Pero la cosa se ha puesto mucho peor desde entonces…
(Opinión)
Sucedió en el decreto del puente de Navidad, con nocturnidad y
alevosía, de tapadillo, casi ha habido que buscar entre los repliegues
más íntimos de los periódicos, para enterarnos de que la cuota mínima
mensual para un autónomo societario sube de los ya abusivos 261 euros a
los inaceptables 314. Son unos 630 euros al año más, ¡una subida del
20%!
Una noticia tan terrible, que afecta a casi un millón y medio de
personas en España, debería haber abierto los telediarios. Pero apuesto a
que muchos de ustedes ni se habían enterado, o lo harían cuando su
gestor les notifique
a final de mes la buena nueva.
Aunque la medida la anunció Fátima Báñez se cocinó en la Agencia
Tributaria, uno de los entes más opacos, clientelares (caso Cemex) y
despreciables de nuestro país (que ya es mucho decir). Recientemente
admitieron que ni siquiera sabían cuántos inspectores trabajan allí. Del
“Hacienda somos todos” al “La Infanta somos todos” solo hay un paso. Y
ese paso somos nosotros.
¿Qué tenemos que hacer, registrar una petición en Change.org y
confiar en la benevolencia de las autoridades ante una presumible
avalancha de firmas? He vivido y trabajado en EE UU y en el Reino Unido;
y en veinte minutos aprendí por qué esos países dan sopas con honda a
esta España tan nuestra y querida, en cuanto al emprendimiento se
refiere y a las facilidades para prosperar. Allí, si no facturas, no
pagas impuestos y disfrutas de dilatadísimos períodos de carencia hasta
que tu proyecto comienza a caminar. Un ejemplo: en Reino Unido, con una
facturación por debajo de las 40.000 libras esterlinas al año, no estás
ni siquiera obligado a tributar, el Estado prefiere apostar por ti para
que ingreses mucho más y entonces devuelvas el favor al Tesoro.
Por si esto fuera poco, España ha congelado el salario mínimo
interprofesional en seiscientos cuarenta y cinco euros (en Francia, sin
ir más lejos, es de mil cuatrocientos treinta euros). Es decir, nos
están pidiendo a los autónomos que entreguemos ¡más de la mitad del
salario mínimo! a las arcas del Estado. ¿A cambio de qué? De nada.
Porque por no tener, no tenemos ni siquiera derecho a paro. Y si
nuestros ingresos mensuales no llegan a ser mileuristas ¿cómo entregar
más de un tercio de nuestros magros pecunios? Están poniendo palos en
las ruedas del carro. Si los autónomos societarios y los responsables de
micropymes no podemos levantar el vuelo, ¿quién lo hará?
Cuando los compañeros sindicalistas del transporte público, la
recogida de basuras o el alumbrado se declaran en huelga obtendrán una
respuesta de las autoridades en cuestión de horas o días, pero si usted o
yo decidimos ir a la huelga, es más, si todos los autónomos de España
lo hiciéramos, no conseguiríamos más que dilatar las fechas de cobro por
nuestros trabajos y servicios. Y ni nuestro banco ni nuestro casero ni
la compañía de la luz lo entenderían. La huelga nunca ha sido una
posibilidad para nosotros; si no trabajamos, no cobramos, y si no
cobramos, no podemos pagar las facturas. Fin de la historia.
Nos han puesto de cara a la pared, frente a un pelotón de
fusilamiento fiscal. ¿Qué pasaría si no pagáramos? ¿Qué pasaría si
guardáramos nuestras cuotas en una hucha en vez de entregarlas a un
Estado que nos ignora, nos desprecia y nos utiliza como carne de cañón,
aprovechando que no estamos sindicados?
Pero hay algo que podemos fomentar y es la insumisión fiscal. Hay que
potenciar la economía sumergida como forma de activismo y de
supervivencia; una vuelta al intercambio de servicios, sin soporte
documental. La factura es el yugo con el que nos tienen adocenados, la
servidumbre del papel. Yo te hago un diseño gráfico y tú me programas
una App, yo te hago una campaña de comunicación y tú me consigues el
cátering. Yo te viralizo tu vídeo promocional y tú me consigues equipo
técnico para rodar mi siguiente spot. Yo te la chupo a ti y tú a mí, sin
IVA y sin factura.
Esta es mi propuesta: España en negro.
—
ACLARACIÓN DEL AUTOR:
Parece
que surgen algunas dudas respecto a qué autónomos afecta la medida. En
el artículo no digo que sea a todos, sino aproximadamente a un millón y
medio de nosotros. La medida afecta a los autónomos societarios. Y a los
que tengan contratados al menos a 10 trabajadores. Esto supone el 43%
de todos los autónomos de nuestro país. De momento (y mucho cuidado,
porque esto puede cambiar este ejercicio), no afecta a taxistas,
abogados independientes o reparadores de calderas de gas también
independientes, por poner tres ejemplos. Pero creo que el volumen de
personas a las que nos toca la medida es suficientemente amplio como
para suscitar este debate.