Diamanda Galás (autorretrato del pasado 14 de enero)
EL REGALO
Mi intuición me decía que podía ser
mi amiga, la conexión existente entre sus acciones y mis
sentimientos lo dejaba claro. Actualmente no me encontraría en la
misma positiva situación si no hubiera acudido a ella pidiéndole
ayuda y consejo. Y la Diosa de la Ardiente Justicia y el Ajuste de Cuentas le dio calor a mis manos, el
suficiente para intentar pedirle las suyas y devolverle algo de ese
calor, siempre íntimamente relacionado con el frío que La Mujer de
Oro me mostró con la intención de aprender a manejar ambas fuerzas.
La fuerza que se encuentra en la afirmación de la vulnerabilidad.
Fuertes lágrimas que provocan inundaciones sobre los que pretenden
traicionarla de manera que los traidores nunca salen victoriosos. Dedos
penetrando en la honesta masa cerebral de manera que nos queda claro quiénes
son los amigos y los enemigos. Besos sangrientos que nos hacen
rechazar a aquellos que desprecian la sangre. Tanto amor por la
carne. ¿Qué es la carne sin sangre? La sangre es nuestra unión. No
me queda más que darte las gracias, Ojos Sabios y Profundos, por
darle tanta importancia a lo que te rodea como a ti misma. Diosa que
echó de sus tronos a los demás cabrones con micropollas para dirigirlo todo desde
donde correspondía, dispuesta a ofrecerles la amistad a los oprimidos así
como el odio a los opresores. A una valkiria que sabe fomentar tanto
la amistad que todo lo cambia como el odio hacia sus enemigos,
enemigos cuya razón de ser es el abuso de poder, no me queda más
que darle infinitas gracias, ya que mi vida actual no hubiera sido la
misma sin haberla conocido. Enamorado de ti, espero que sientas mi
calor. Eres uno de los mejores regalos que se me han concedido,
Diamanda.
Tiene que ser emocionante, teniendo en cuenta tu admiración hacia ella. Me alegro mucho por ti.
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