Cuenta
la leyenda que una adolescente de origen polaco se perdió en el
bosque una noche de verano. Tuvo que pasar allí la madrugada entera,
tratando con los lobos, bailando con los zorros, recogiendo los
cuerpos de unos gorriones muertos, alimentándose de flores salvajes
y, finalmente, durmiendo entre una familia de hermosos ciervos.
Es
una leyenda, decíamos, y como toda historieta de cuento de hadas
puede que sea una sencilla invención que algunos idearon sólo para
poder explicar la vida inexplicable de Laura
Makabresku.
La pequeña polaca se convirtió en adulta, y a través de la
fotografía, la poesía y el cuento trasladó al arte aquella
aventura verdosa sucedida en una noche estival.Makabresku
vive ahora en Cracovia, y desde allí realiza sus enigmáticas
fotografías, todas ellas envueltas en un aura silenciosa.
Tonalidades que recuerdan a instantáneas antiguas. Protagonistas
adolescentes que invitan a un violento erotismo. Animales vivos o
disecados (apenas se diferencian) que demuestran cuán efímera pero
deliciosa puede ser la vida.
Las obras de la joven polaca nos hacen pensar entonces en un mundo paralelo en el que la adolescencia es ardiente, la sangre es bonita, la noche es tan luminosa como el día, y la muerte se convierte sólo una etapa más de nuestras vidas, a la que para nada deberíamos concederle tantas lágrimas.
Las obras de la joven polaca nos hacen pensar entonces en un mundo paralelo en el que la adolescencia es ardiente, la sangre es bonita, la noche es tan luminosa como el día, y la muerte se convierte sólo una etapa más de nuestras vidas, a la que para nada deberíamos concederle tantas lágrimas.
lauramakabresku.tumblr.com
www.flickr.com/photos/lauramakabresku
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