Me resulta muy difícil concebir que
exista nadie tan frío como para que su manera de entender la vida y
la sociedad no consista en la acumulación de sus vivencias, que no
se pueden tampoco resumir en artículos ni comentarios. Conozco muy
bien las consecuencias, tanto positivas como negativas, de tener una
tendencia a huir de cualquier clase de rebaño. Las redes sociales
son un medio ideal para encontrar a esos individualistas, que no
egoístas, entre los que nos entendemos, protegemos y ayudamos. Y a
eso, así como al encontrar a gente que no comprendía mis comentarios
pero que ha terminado captando todo el conjunto y el contexto y que ha
acabado apoyándome, no pienso renunciar a pesar de su lado
monstruoso. He sido recientemente, una vez más, bloqueado temporalmente por
Facebook. Existiendo toda la gama intermedia, hay dos polos. En uno
están los que continúan utilizando un evidente pseudónimo y un
dibujo como foto de perfil, lo cual está prohibido, y que continúan
compartiendo material de contenido sexual, consiguiendo ser
ignorados, afortunadamente, por los puritanos, que pretendiendo ser
contrarios a los que abusan de ti, junto a ellos se encargan de dañar
tu cuerpo y tu mente. En el otro estamos los que somos “penalizados”
al instante mismo de que aparezca la palabra “sexo” o compartamos
un videoclip de Marilyn Manson. No me hace falta ser un hacker para
estar convencido de que unos estamos mucho más monitorizados que
otros. Gran cantidad de mis polémicos comentarios han desaparecido
de la visibilidad pública junto a mis cuentas inhabilitadas, y no
están ya al alcance de la nueva gente que he conocido pero que
afortunadamente no han necesitado para entenderme dentro de un
contexto, pero siguen estando vigilados por los administradores de
Facebook. No sirve de nada cerrar tu cuenta voluntariamente y pedir
la eliminación de toda la información de la cuenta. Quien crea que
lo hacen se equivoca. De lo contrario pasados muchos meses se podría
abrir otra cuenta con el mismo nombre y dirección de correo
electrónico, y os encontraréis con que se os va a prohibir porque
esos datos corresponden a otra cuenta existente. Ya no visible, pero
existente. Llevan un registro de todas las conversaciones privadas,
todas las IPs, navegadores, dispositivos y lugares físicos desde los
que has iniciado sesión. Hacerlo utilizando una VPN o desde TOR
conduce a una desactivación automática de la cuenta hasta demostrar
que se trata de ti con métodos como enviarles tu DNI o una foto de
tu cara tomada en ese mismo momento. Mi cuenta de Twitter, que se
considera un espacio de muchísima más libertad pero que está
endureciendo sus políticas, continúa vinculada a mi anterior cuenta
de Facebook que me inhabilitaron, por lo que no puedo vincularla a la
actual ya que siempre aparece un mensaje de error, no tengo acceso a
aquella cuenta de Facebook, y los administradores advierten de que no
se ofrecerá ninguna ayuda referente a cuentas inhabilitadas. Todo lo
que actualmente sigo escribiendo en Twitter, automáticamente va a
parar a aquella cuenta que ellos siguen observando sabiendo que su
titular es el mismo que el de la actual. Ellos sí que tienen todo el
conjunto contextualizado de todo aquello que defiendes o de lo que te
muestras en contra, y todos los bloqueos, sospechosamente, se
producen justo después de haber manifestado determinadas opiniones.
Nada de esto me hace querer cerrar la cuenta e irme a la punta del
monte a vivir como un ermitaño sin internet, teléfono, tele, radio
ni contacto con nadie. Al contrario, me reafirman. Nos seguirán
cerrando muchas cuentas indefinidamente y continuaremos abriendo
otras. Dicen que hecha la ley hecha la trampa, así que me agarro a
la trampa ya que yo personalmente no creo en la ley escrita.
Veamos si consigo enlazar ideas sin
agotar. Mis vivencias, irremediablemente, me conducen a ser
anarquista y feminista. Feminista porque además de que quienes
siempre me protegieron fueron las mujeres, he visto como muchos
hombres de todo tipo y orientaciones hemos sido dañados por el
machismo, tanto por no corresponder en lo que se supone que un hombre
debe ser y mantenerte firme en tus tendencias y convicciones, como
por empeñarse en imitar a los demás hombres y comportarse como
ellos a pesar de sentir que estás representando un papel en favor
del nosotros que pretende anular al yo. Cuando se habla
de la gente dañada por una estructura social, resulta insultante que
se considere que si no naces con coño no puedes ser igualmente
dañado y oprimido. Y anarquista, porque al Estado no le debo
absolutamente nada más que dolor y desprotección. Éstas son algunas de
las cosas que le debo al Estado:
Diagnósticos falsos, que van más
allá de los erróneos, como por ejemplo un falso trastorno
esquizotípico de la personalidad para cuyo diagnóstico se basaron
únicamente, finalmente admitido por los psicólogos y psiquiatras,
en mi estética, así como un falso deterioro cognitivo con las
funciones evocativa y ejecutiva dañadas (¿hola? Quien me conozca
mínimamente...). Para que corrigieran todo aquello de mi historial,
me busqué yo la vida y sin ayuda recurriendo a quejas, segundas
opiniones, viajes a otras provincias, e informes privados, sector
cuyos precios son indecentes pero su funcionamiento perfecto, que a
diferencia del sector público, contempla al individuo como su
primera consideración, no a una masa de comportamiento homogéneo
matemáticamente descrito sobre un papel. No considero que le deba
nada por haberme concedido un tratamiento para la hepatitis C con los
nuevos antivirales, ya que si no hubiera amenazado con que al
ser chapero quizás se encotrarían con la consulta llena de nuevos
infectados a través de mí, seguiría en lista de espera durante
indefinidos años hasta llegar al nivel 3 de fibrosis, cuyo siguiente
paso es la cirrosis y el cáncer.
Agotar absolutamente todas las vías
negándoseme la más mínima ayuda económica, a excepción de las
becas de estudio a lo largo de absolutamente toda mi vida a las que
no se podían negar dado que soy insolvente y estoy rozando el límite
del umbral de pobreza contemplado en España (no manejo bien estos
datos). A las ayudas psicológicas rechacé y rechazaré debido a lo
anteriormente descrito, y el 51% de discapacidad permanente no me
sirve para absolutamente nada de nada.
Que a mi padre, que murió de Insomnio
Familiar Letal, una enfermedad genética rara causada por priones que
afecta en todo el planeta a alrededor de 100 casos, 20 de ellos
concentrados en Euskadi y alrededores, se le negara cuando llegó a
la parálisis total y la demencia la silla de ruedas más sencilla
del mundo. Nos ofrecieron en cambio, gran detalle, rudimentarias
correas de goma para atarlo a la cama y esperar a encontrarlo muerto
ya que no hubo hospitalización.
Que cuando denuncié el robo de mi
equipaje con toda mi ropa, a excepción de la que llevaba puesta, y
mi equipo fotográfico, se me hiciera caso omiso. Lo mismo me ocurrió
cuando denuncié a un amigo de muchos años que estaba conviviendo
conmigo en mi piso de Barcelona y que mientras estaba en Donosti
debido a la enfermedad de mi padre llenó el piso de gente y
desapareció del planeta. Imposible demostrar que no eran
subalquilados míos y no de mi amigo. Los mossos que acudieron
conmigo, en el momento en el que empecé a perder los nervios, me
advirtieron a mí de lo que hacía y se largaron. No me
importa lo más mínimo que mi amigo fuera negro (lo doloroso fue que
se trataba de un amigo con el tuve relaciones sexuales), ni que la
gente que metió en mi piso, por muy contradictorio que parezca,
fueran varios senegaleses y un alemán rubio que dibujó una
esvástica en la pared de mi dormitorio, de lo que me acusaron a mí.
Es lo que tiene repudiar el racismo en cualquier dirección al mismo
nivel que el machismo y anteponer el individuo a la masa.
Nunca he denunciado ninguno de los
múltiples maltratos psicológicos ni los abusos sexuales que he
sufrido. No veo por qué de repente el Estado me fuera a dar
importancia ninguna después de todo lo vivido. Esto puede llevar a
defender la venganza personal, a la que no solemos recurrir los que
la defendemos porque nos arriesgaríamos a ir a la cárcel y como que
no nos parece un bonito lugar para pasar unas largas vacaciones. Pero
en cualquier caso, si se defiende la venganza personal, se trataría
de dirigirla hacia quienes te han dañado, no hacia todos los que
pueden ser potencialmente dañinos ya que entonces te tendrías que
cargar a todo el planeta. De la misma manera y dependiendo del
carácter de cada uno, la rabia y el odio pueden ser instrumentos
para no vivir en un trauma permanente que es mucho peor. Al fin y al
cabo todos tenemos hipotálamo y todas las emociones, que éstas sí
que no son ninguna clase de constructo social , existen para la
supervivencia. Reprimirlas es lo que conduce a su manejo inadecuado y
al abuso de poder que se tiene o al que se aspira. Creo que queda
bastante claro que hablo de gente como
Irantzu Varela y su
distorsionada visión de todo lo que le rodea. Pero, si al contrario,
se defiende el respeto absoluto a la legislación estatal, ésta debe
ser exactamente igual para todo el mundo, y ésta sí que no debe de
tener ni género ni genitales. Porque,
Leticia Dolera, guapa, yo no
pertenezco a un campo de nabos. Y a las misándricas y andrófobas
que liáis conceptos y repudiáis a los hombres feministas, lo siento
pero no os puedo devolver las tetas. Psicológicamente yo tengo nabo,
tetas, piel de diversos tonos, alas de murciélago, cuernos de toro
utilizado por sádicos para divertirse, cola de rata de cloaca, y
garras de gatos protectores de humanos desagradecidos, entre otras
cosas, lo cual agradezco profundamente y me alegro de poder empatizar
con cualquier individuo agredido. Y que terminen cerrándome la
cuenta actual de Facebook una vez más.
Artículo publicado originariamente en
Disidencias.net