Desde hace varios días, los que dicen estar en contra del gobierno de EEUU y de los medios de comunicación de masas están echando mano del vídeo de Willy Toledo sin, parece ser, darse cuenta de que dicho vídeo está grabado por y emitido en dichos medios, sin cámara oculta ni nada por el estilo y sin dar explicaciones sobre cómo ha llegado a tales conocimientos para emitir esas aseveraciones, haciendo alusión a las innegables barbaridades que se cometen fuera de Cuba para distraer la atención sobre las barbaridades que se cometen en ella. Además no se escuchan las preguntas a las que responde, ya que en la segunda parte cuando habla de Irak, Afganistán, España y EEUU no está hablando de Cuba, simplemente dando a entender que al existir falsas democracias el comunismo cubano es una más que buena opción, como si tampoco existieran falsos comunismos...
El vídeo es el siguiente:
El que la situación en Colombia sea lamentable, al igual que en muchísimos otros países, y que el gobierno estadounidense se dedique a comenzar guerras con todo país que no le dore la píldora además de intentar controlar a todo país que se intenta mantener fuera de su imperio, incluido Cuba, no implica que el gobierno cubano sea precisamente ideal ni mucho menos. Desde la emisión de estas declaraciones en las que se mezclan temas todos se han empeñado en comparar la situación de Cuba con la lamentable situación de otros países como si eso justificara lo que en Cuba ocurre. Para más inri, todos aquellos que critican a los medios de comunicación de masas por la manipulación de la información y por arremeter siempre contra el régimen castrista no parecen darse cuenta de que estas declaraciones están siendo utilizadas por todos los bandos, contrarios entre sí, desde antiyanquis pasando por antiespañolistas hasta la propia COPE. Están cayendo en la trampa de los medios que critican, como ya he dicho, distrayendo la atención sobre la realidad cubana, así que centrémonos en Cuba. El defender al gobierno cubano sólo por estar en contra del funcionamiento del gobierno estadounidense amparándose en los conflictos entre ambos países sólo revela una visión muy simplista y limitada. Los problemas de Cuba no están sólo provocados por el real e innegable bloqueo de EEUU, gobierno que yo siempre critico, también lo están por el propio gobierno cubano que sin ninguna necesidad de bloqueo ya es absolutamente cerrado per se. Es la propia trampa de Cuba. Las tensiones entre ambos gobiernos están dejando en la miseria a los cubanos de a pie. Estos días he escuchado verdaderas burradas dichas por muchas personas que no han vivido en Cuba y que tienen idealizado su gobierno por ser comunistas tras leer a Marx o considerarse anticapitalistas, como yo, dicho sea de paso. En Cuba tienen la suerte de tener una educación gratuita y seguramente envidiable, cierto es, pero ése no es más que uno de los aspectos de la vida diaria, un loable derecho al que yo no accedería si supone sacrificar el resto de mis derechos. Se ha dicho que la alimentación en Cuba está cubierta de manera sorprendente, que no hay censura en internet y que incluso la censura es mayor en países como Francia o el Reino Unido, o que los derechos humanos en Cuba son respetados como en pocos países. Todo eso es absolutamente falso. Conozco a mucha gente que ha visitado Cuba, una vez o repetidas veces. Absolutamente todos han vuelto con testimonios de los propios cubanos que se posicionan en general en contra del régimen revolucionario, hallándose en la miseria y con una libertad absolutamente coartada y controlada por la represora policía cubana además de con unos derechos humanos vulnerados, todo ello provocado por el propio régimen cubano.
Éste es el testimonio sobre Cuba de una amiga que se dedica a viajar por países de todo el mundo por su cuenta, sin contacto con los circuitos turísticos y sin prejuicio ninguno, para realizar documentales a su vuelta, testimonio que no tiene desperdicio por la cantidad de datos objetivos que proporciona y que desmienten la idea que mucha gente tiene de Cuba simplemente por estar en contra de la represión estadounidense.
Al llegar a Cuba lo primero que choca es que en el cajero del aeropuerto, al intentar cambiar tus euritos por moneda cubana te dicen: tienes que cambiar a divisa, pesos convertibles (CUC), el peso cubano (CUP) no vas a tener que usarlo. Ya habíamos oído eso, pero aun así insistimos en obtener algunos pesos cubanos, pensamos que eso será para los turistas de pulserita y hotel “todo incluído” pero vamos a viajar por libre y a mezclarnos con la gente.
Preguntamos al primer taxi que vemos: a la Habana serán 20 pesos convertibles. ¿Y en peso cubano? No puede cobrarnos en peso cubano. Necesitamos informarnos sobre los buses que nos llevarán entre ciudades, nos dirigimos a Astro pero esta compañía no permite el transporte de extranjeros (tienen 2 plazas por bus, para emergencias), para eso está Viazul… pfff, pues venga, buscamos Viazul porque es noche cerrada y estamos molidos: nos informan de los precios, que son estrictamente en peso convertible también.
Un peso convertible (unos 0,83 euros) equivale a 25 pesos cubanos.
Por fin en La Habana, es tal como la soñaba, arquitectura majestuosa y decadente con ecos de un pasado de esplendor de cuño invasor español o francés. La ciudad más fotogénica que he visto en mi vida. Nos alojamos en una casa particular, en la puerta hay una señal con la inscripción “arrendador divisa” que quiere decir que van a cobrarnos en peso convertible (20 CUC). Me intereso por el funcionamiento: los arrendadores de habitaciones particulares para extranjeros pagan al gobierno entre 150 y 200 CUC por habitación, la alquilen o no (tienen tasas adicionales si además dan comidas). A lo largo de toda la isla comprobé que cada casa tiene como máximo 2 habitaciones arrendables, es el máximo permitido por la ley, pero tampoco podrían permitirse más porque sólo tienen clientes en temporada alta (léase agosto y navidad). Apoquinamos y ya mañana será otro día.
1er día en La Habana: salimos a pasear mientras buscamos un alojamiento alternativo y comprobamos que solo podemos alojarnos en arrendadores de divisa u hoteles para extranjeros. Si un cubano (que nos pediría unos 10 ó 15 CUC) nos aloja por libre se arriesga a una multa de entre 500 y 1500 pesos cubanos. 20-60 CUC de multa no parece mucho, pero nos cuentan que el sueldo medio (todo el mundo cobra lo mismo) allí es de entre 400 y 500 pesos cubanos, 500 (20 CUC) es el sueldo de un maestro, los policías cobran 900 y militares de rango cobran lo que ellos consideran una millonada: 3.000 pesos cubanos. Coño, la multa es harto más que un sueldo mensual, habrá que abstenerse de poner a nadie en riesgo.
Más tarde comprobamos que abstenerse de poner en riesgo a alguien es una misión imposible… pero no mucho más tarde.
Llevamos paseando un rato cuando nos acucia el hambre. Pregunto a un viandante que me indica un paladar, lo que vendría a ser el equivalente del arrendador de divisa pero en versión restaurante. Es un hombre encantador de 86 años. Cuando llevamos hablando 5 minutos aparece un policía y nos pregunta si el señor está molestando. Le contestamos que todo lo contrario, que le hemos pedido ayuda y nos está indicando amablemente. A pesar de ello le pide la documentación al viejo y llama por radio, transmite los datos del viejo y nos indica un restaurante para ir a comer. Le decimos que no hace falta, que ya el viejito nos indicó uno barato pero él insiste: “No, no, es mejor que vayan al que yo les digo”. El viejo nos confirma que es mejor hacerle caso y le pedimos que nos acompañe si no está lejos para poder seguir charlando. Cuando desaparece el policía el viejo se muestra molesto: “¿A mí qué van a hacerme ya si soy viejo y negro? No les importo, no van a hacerme nada”. Pero… ¿qué podrían hacerle, si sólo estamos hablando?... “acusarme de asedio al turista, entre 500 y 1500 pesos de multa e inscripción en el registro, a la policía no le gusta que hablemos con los turistas”. El viejo parece un hombre honesto, no dudo de su palabra, pero yo tiendo al empirismo y aun necesito verme envuelta en unos cuantos casos parecidos hasta que me convenzo de que es una práctica habitual.
El restaurante destaca por la escasez de platos (langosta, camarón, pollo o bistec de cerdo acompañado de una ensalada insulsa y arroz con frijoles). Luego descubriremos que esa es la carta estándar para los turistas y que ni paladares ni hoteles de lujo, con mejor o peor presentación y mayor o menor atino en la preparación, tienen más donde elegir, así que preguntamos dónde encontrar un colmado o supermercado para abastecernos. Me cuentan que puedo ir a un “chopy” a hacer la compra, son tiendas donde se paga en divisa y a precio de cualquier capital europea… Bueno, pero ¿y una tienda de alimentación cubana? No, las tiendas que venden en moneda nacional son sólo para comprar con cartilla. ¿Y eso cómo funciona? Todos los cubanos tienen una cartilla con la que pueden comprar mensualmente: 5 huevos, 5 libras de arroz, ½ libra de frijoles, ½ libra de chicharro, 5 libras de azúcar, 8 libras de patatas, ½ pescado (¡medio pez para un mes!), ½ libra de aceite, ½ pastilla de jabón de baño, ½ pollo (sólo en caso de tener dieta impuesta por el médico que recomiende pollo), leche para los niños hasta 7 años de edad… la lista está incompleta, faltan 4 o 5 cosas más que no anoté y ahora no recuerdo, la persona que nos enseña la cartilla ha visto a alguien y tiene miedo de seguir hablando, pero tenemos tiempo de fotografiar una. ¡Es una cartilla de racionamiento debida al “período especial” que dura desde la caída del telón de acero hasta hoy! El resto tienen que comprarlo en “chopys” pagando en CUC y a precios europeos, o en mercados agropecuarios, donde los guajiros (campesinos) pueden vender verduras o carne previo pago de un impuesto. El pollo cuesta 3 CUC/Kg. Todo lo demás (que no es mucho más) en el mercado negro a precio de oro. Las tiendas de ropa en moneda nacional tienen ropa de 2ª mano que proviene de donaciones internacionales, cualquier otra cosa en las tiendas de convertibles.
2º día en La Habana: Vamos a divertirnos, hemos venido a Cuba a disfrutar así que nos subimos al primer Chevrolet del 54 que nos propone un paseo por la ciudad por unos pesos. Qué gozada de coche, no me lo puedo creer, qué maravilla La Habana Vieja, Vedado… ¿Les gustaría ir a Cojimar a ver la bahía donde Hemingway se echaba los tragos? Pues suban las ventanillas ahumadas porque hay mucha policía o alguien puede vernos… Pero cómo, ¿es ilegal? Pues sí, solo son legales los taxis del gobierno con taxistas a sueldo (400 pesos cubanos), no existen licencias para taxis particulares, el transporte es exclusivamente público y las multas astronómicas y extraordinariamente frecuentes. Pero y usted, ¿cómo se arriesga así?, respuesta: “y ¿qué hago? ¿invento así o me dejo morir de hambre?” Lo chocante no era tanto el hecho del transporte público (es normal en un país comunista) como el miedo a que le viese algún vecino delator. Así que preguntarle a la gente cómo llegan a fin de mes se convirtió en costumbre. La respuesta, unánime: “inventando, hay que inventar”.
En cada ciudad sólo hay que pasear un minuto para que decenas de jóvenes te ofrezcan “transporte ilegal”, paladares, cigarros sacados de la fábrica destrangis, ron de la misma procedencia… Debo decir que esa práctica es casi exclusiva de la juventud. Ninguna persona mayor de 40 años se nos acercó a pedirnos absolutamente nada (excepto algunas señoras muy mayores y con aspecto francamente marginal que me pidieron jaboncitos) aunque sí nos contaban que pasan hambre, el cubano es una persona muy digna, le da vergüenza aceptar nada o contar su situación precaria, si tú no indagas y les das confianza se limitan a hacerte la vida agradable, con su siempre jugosa conversación, sentido del humor, su amor por la música que les corre por las venas. Sólo cuando insistes y la justificas te aceptan una propina, cuentan que no siempre fue así, que antes del período especial vivían con austeridad pero no pasaban hambre ni grandes necesidades.
En Trinidad una señora me pidió que le dejase medicinas si tenía. Me sorprendió, siendo la sanidad cubana gratuita. Me explicó que el médico y el hospital son gratuitos y te dan las medicinas mientras estás ingresado pero, si te extienden una receta al salir, las medicinas corren a tu cargo, son muy caras (precios como aquí aprox.) y la mayoría se pagan en divisa, así que la gente aguanta sin medicarse hasta que vuelve a recaer y vuelta al hospital.
Os puedo asegurar que repetimos la pregunta (y usted, ¿cómo llega a fin de mes?) a infinidad de gente en La Habana, Casablanca, Matanzas, Varadero, Cienfuegos, Trinidad, Holguín, Rafael Freyre, Gibara, Guardalavaca, Santiago de Cuba y en todos los pueblos, ciudades y medios de transporte por y con los que transitamos: inventando.
Tan sólo un teniente coronel del ejército en Gibara tuvo la audacia de decirnos que obteníamos esa respuesta porque solo preguntábamos a jineteros. La definición oficial de jinetero: todo ciudadano que se acerca (ilegalmente) al turista para indicarle un paladar o servicio a cambio de una pequeña (e ilegal) comisión (unos 3 a 6 CUC de media). Es curioso, pero en 20 días ninguno de estos “jineteros” fue incordiado por ningún policía, aunque los hubiese alrededor, siempre que la cosa fuese rápida y directa. La diferencia venía cuando te extendías hablando con alguien un rato largo. Los mayores tienen miedo de las delaciones y los CDR, pero confiesan estar ya al límite, tienen hambre, los jóvenes van a tumba abierta.
Jugar a dominó y charlar son sus actividades favoritas (la música merece un capítulo aparte) pero a menudo la charla acaba bruscamente, se dan media vuelta y se van: han reconocido a alguien del CDR (comité de defensa de la revolución), tienen miedo de que les denuncie a la policía si les ven hablando contigo y se van. Estos “agentes de paisano” parecen estar por todas partes… y lo están. Cada barrio tiene un comité de defensa de la revolución y cada bloque de pisos un agente del CDR que se encarga de notificar a los superiores cualquier atisbo de conducta antirevolucionaria. Cuando un vecino es denunciado por esas prácticas a continuación se queda sin trabajo… y fichado.
Y a todo esto, empacho de propaganda revolucionaria, no sólo las vallas institucionales con fotos del Che (¿qué tendrá que ver el Che? si salió por patas de Cuba y hay sospechas fundadas de que… pero abstengámonos de sospechas, hablemos sólo de lo que vimos), Fidel y Raúl, que abundan tanto como por aquí las publicitarias, también en las paredes, por todas partes, todos quieren parecer más revolucionarios que su vecino, todos tienen miedo de parecer poco revolucionarios y cuelgan cartelitos con vivas al 1º de mayo en sus puertas, son las mismas personas que, cuando la conversación se extiende más de 5 minutos, comienzan a hablarte de represión, hambre, miedo, resignación, no tienen esperanzas de que algo cambie ahora. Bueno, pero a Fidel le queda poco… “sí, pero con Raúl han empeorado las condiciones y se ha estrechado la vigilancia, con el agravante de que la opinión internacional cree que ahora tenemos más libertad”.
Yo creía que jineteros eran sólo quienes se prostituyen, sea por dinero o un posible matrimonio que les permita salir de la isla… o un mito. Yo, como Santo Tomás, necesito meter el dedo en la llaga para creer. Pues sí, eso existe, pero no parece estar muy penado, la prueba es que durante nuestra estancia pudimos comprobar cómo (no pocos) turistas bien entrados en edad se paseaban en actitud cariñosa con adolescentes cubanos sin que ningún policía les molestase o se acercase a ellos para nada.
Yo había leído que la restricción de acceso a los cubanos a los hoteles internacionales era cosa del pasado, pero resulta que no, lo comprobé con mis ojos. En Guardalavaca y en Varadero vi hoteles para cubanos adinerados (militares y sus familias) junto a los hoteles “internacionales” siempre del tipo “todo incluido” donde la entrada al cubano (que no trabaje en el servicio o de animador) está prohibida, digan lo que digan los medios. En Guardalavaca lo viví; vestida con un zarrapastroso vestidito playero, en chanclas, después de la playa, me dirigí al hotel donde minutos antes había entrado mi chico a ver un partido (él rubio, ojos azules, alto… poca pinta de cubano en suma pero por lo demás tan zarrapastrosamente vestido como yo) y se me lanzaron flechados tres agentes de seguridad a comunicarme que no se podía acceder al hotel. Sólo tras oír mi acento y asegurarles que mi marido acababa de entrar sin problemas, me franquearon la entrada. Era la única forma de ver el partido del Barça, las antenas parabólicas están prohibidas en Cuba, sólo existen en los hoteles internacionales.
Pegar unos carteles en La Habana con la inscripción “Abajo Fidel” significa 20 años de cárcel, lo digo porque conocimos a un hombre que de los 20 cumplió 15 (salió hace 3). Lo conocimos en Santiago el día antes del vuelo a La Habana que conectaba con el de Barcelona, en un café al que fuimos a oír música acompañados por un animador turístico (los únicos que pueden confraternizar con turistas con cierta libertad) de un archiconocido, gracias a Ry Cooder, local de música, pero llegamos demasiado pronto y nos sentamos en la única mesa con asientos libres a charlar. Le pedimos el e-mail para enviarle fotos y vídeo que tomamos del concierto de la mañana y fue la enésima persona que nos contó que no pueden recibir archivos adjuntos, los cubanos sólo tienen derecho a una dirección de correo, eso es todo. Para navegar o recibir y enviar adjuntos tienen que franquear las puertas de un hotel internacional y, si lo consiguen, pagar los 6 CUC (más de 5 euros) por hora, es decir, casi la mitad de un sueldo mensual cubano, que apoquinábamos nosotros en nuestras escasas conexiones. Al oír nuestros comentarios el joven cubano sentado a nuestro lado se unió a la conversación, nos habló de la inexistencia de los derechos humanos en Cuba, nos corroboró lo que ya habíamos visto y vivido durante 15 días, nos repitió lo que habíamos oído ya 100 veces, que la represión es ahora más dura que con Fidel y nos invitó a contarlo al llegar a España. Nos dijo textualmente: “habéis tenido cojones de preguntar al cubano y ver la realidad, yo estoy obligado a tener cojones para deciros lo que sé y pediros que lo contéis”.
Al llegar al hotel, en la recepción había un policía de inmigración esperándonos. Habíamos hecho el “check out” por la mañana y las mochilas estaban cerradas y en consigna. Nos pidió los pasaportes. Llegó un coche patrulla con otro agente y nos pidieron que les acompañásemos… glups… pero ¿qué ocurre?, el avión sale en un par de horas. No hay problema, dijeron, es un asunto rutinario, ya hemos avisado al aeropuerto.
Nos subimos al coche y nos condujeron durante 2 interminables kilómetros hasta un chalet en las afueras de Santiago. La inscripción “Ministerio del Interior” a esas alturas no nos tranquilizó mucho. Nos obligaron a dejar todo el equipaje (cámaras y bolso de mano incluidos) en una habitación y nos llevaron a otra, que cerraron por fuera apalancando una silla.
Allí sufrimos un interrogatorio con preguntas del tipo:
- Policía: ¿Qué han venido a hacer a Cuba?
- Nosotros: De vacaciones
- P: ¿Con qué tipo de personas han hablado?
- N: Con todo tipo de personas
- P: ¿De qué temas han hablado?
- N: De todo un poco, si eran campesinos de la recolección de los mangos, si eran músicos, de son
- P: ¿Y qué les han contado esos campesinos?
- N: Pues, no sé…
- P: ¿Cómo que no sabe? ¿No sabe qué le dijeron?
- N: (joder, debo estar soñando) Sí claro, pues que con los ciclones hay poco mango
- P: Y ¿qué más?
- N: (dios, nos van a matar y enterrar en cal) Pues ya le digo, cosas normales
- P: ¿Han hablado con algún represaliado?
- N: ¿A qué se refiere con represaliado? No sé, a lo mejor sí, ni idea…
- P: Me refiero a si han entrevistado a algún represaliado por el régimen, si le han tomado imágenes con la cámara, si le han hecho una entrevista
- N: No, no
- P: ¿Están seguros?
- N: Completamente seguros, pero ¿por qué nos pregunta esto?
- P: Lo digo porque hay turistas que vienen a Cuba y hablan con malas personas y luego salen del país y cuentan cosas que no son ciertas, sabemos que en España hablan mal de Cuba, les hemos traído aquí para advertirles de que si les han dado un visado turístico deben limitarse a hacer turismo, no política.
- N: (un tanto rilados ya) Bueno, pero eso son los americanos o los exiliados, nosotros no tenemos ningún interés en contar nada, no somos periodistas y estamos aquí de vacaciones, para disfrutar y conocer la isla, por eso hablamos con la gente. Nosotros votamos siempre a la izquierda, pero (glups) no nos interesa la política para nada. Entonces, como turistas ¿qué podemos hacer exactamente?
- P: Pues turismo: sacar fotos de paisajes, ir a la playa y esas cosas.
- N: Ah, de acuerdo, es que nosotros no sabíamos que hubiese restricciones, deberían habernos avisado al pedir los visados de qué se podía hablar y de qué no.
- P: De acuerdo, entonces, si han entendido el aviso, pueden dirigirse ya al aeropuerto, hemos llamado a un taxi.
La “conversación” duró más de 1 hora, nos preguntaron más cosas, como si habíamos estado en Baracoa (que no) aunque parecían tener la ruta exacta del viaje que hicimos, sabían exactamente todo lo que habíamos hecho y parecía que les molestase haberse perdido algún movimiento (como que hubiésemos estado en Baracoa).
En el taxi no cruzamos ni un suspiro, sólo nos cogimos de la mano como si cada uno fuese la mamá del otro.
En el aeropuerto tras pasar el control de pasaportes se nos acercó una agente de aduanas: “Acompáñenme” (glups). En la oficina de registros había un italiano abriendo su maletón cargadito de Partagases y rones Matusalem a porrillo y dos agentes con el uniforme de aduana “procediendo”. Al cabo de un rato entró un joven vestido de paisano, esperó a que se vaciase la sala y registró muy someramente nuestras mochilas. Nos pidió los pasaportes (con actitud intimidadora todo) y rellenó sendos formularios en los que pude leer: “Personas de Interés Operativo”. Ya podíamos irnos a embarcar. Le pregunté qué significaba “interés operativo” y dio un respingo sorprendido “¿Dónde has oído eso?” “Está escrito en el formulario que ha rellenado con mis datos” le dije, “Es un trámite rutinario” me respondió… “Ah vale, pues buenas noches y hastaaa… eeeh… adiós"
Así que Cuba… agridulce
Testimonios similares han sido los que me han proporcionado otras personas que también han visitado Cuba. ¿Criticar el capitalismo y el gobierno de EEUU? Por supuesto, pero en definitiva, independientemente de que haya cubanos a favor y en contra del régimen considerado una dictadura por la mayoría de ellos (yo sacaré mis conclusiones por las palabras de los cubanos, no por ningún organismo internacional ni por ninguna persona que tiene idealizado cualquier régimen comunista por haber leído a Marx), los que no hayan vivido nunca la realidad de Cuba no deberían guiarse ni por los medios que incoherentemente critican, ni por fríos números y datos, ya que según el Banco Mundial India se encuentra entre las primeras economías mundiales basándonos en su PIB, rondando dependiendo del año el puesto nº12 entre 183 países, pero vete allí a ver cómo viven los de a pie...
Un poco de son cubano por parte de Pio Leyva para quitarle hierro al asunto, aunque con una letra que...
Ser mentiroso conviene...
El vídeo es el siguiente:
El que la situación en Colombia sea lamentable, al igual que en muchísimos otros países, y que el gobierno estadounidense se dedique a comenzar guerras con todo país que no le dore la píldora además de intentar controlar a todo país que se intenta mantener fuera de su imperio, incluido Cuba, no implica que el gobierno cubano sea precisamente ideal ni mucho menos. Desde la emisión de estas declaraciones en las que se mezclan temas todos se han empeñado en comparar la situación de Cuba con la lamentable situación de otros países como si eso justificara lo que en Cuba ocurre. Para más inri, todos aquellos que critican a los medios de comunicación de masas por la manipulación de la información y por arremeter siempre contra el régimen castrista no parecen darse cuenta de que estas declaraciones están siendo utilizadas por todos los bandos, contrarios entre sí, desde antiyanquis pasando por antiespañolistas hasta la propia COPE. Están cayendo en la trampa de los medios que critican, como ya he dicho, distrayendo la atención sobre la realidad cubana, así que centrémonos en Cuba. El defender al gobierno cubano sólo por estar en contra del funcionamiento del gobierno estadounidense amparándose en los conflictos entre ambos países sólo revela una visión muy simplista y limitada. Los problemas de Cuba no están sólo provocados por el real e innegable bloqueo de EEUU, gobierno que yo siempre critico, también lo están por el propio gobierno cubano que sin ninguna necesidad de bloqueo ya es absolutamente cerrado per se. Es la propia trampa de Cuba. Las tensiones entre ambos gobiernos están dejando en la miseria a los cubanos de a pie. Estos días he escuchado verdaderas burradas dichas por muchas personas que no han vivido en Cuba y que tienen idealizado su gobierno por ser comunistas tras leer a Marx o considerarse anticapitalistas, como yo, dicho sea de paso. En Cuba tienen la suerte de tener una educación gratuita y seguramente envidiable, cierto es, pero ése no es más que uno de los aspectos de la vida diaria, un loable derecho al que yo no accedería si supone sacrificar el resto de mis derechos. Se ha dicho que la alimentación en Cuba está cubierta de manera sorprendente, que no hay censura en internet y que incluso la censura es mayor en países como Francia o el Reino Unido, o que los derechos humanos en Cuba son respetados como en pocos países. Todo eso es absolutamente falso. Conozco a mucha gente que ha visitado Cuba, una vez o repetidas veces. Absolutamente todos han vuelto con testimonios de los propios cubanos que se posicionan en general en contra del régimen revolucionario, hallándose en la miseria y con una libertad absolutamente coartada y controlada por la represora policía cubana además de con unos derechos humanos vulnerados, todo ello provocado por el propio régimen cubano.
Éste es el testimonio sobre Cuba de una amiga que se dedica a viajar por países de todo el mundo por su cuenta, sin contacto con los circuitos turísticos y sin prejuicio ninguno, para realizar documentales a su vuelta, testimonio que no tiene desperdicio por la cantidad de datos objetivos que proporciona y que desmienten la idea que mucha gente tiene de Cuba simplemente por estar en contra de la represión estadounidense.
Al llegar a Cuba lo primero que choca es que en el cajero del aeropuerto, al intentar cambiar tus euritos por moneda cubana te dicen: tienes que cambiar a divisa, pesos convertibles (CUC), el peso cubano (CUP) no vas a tener que usarlo. Ya habíamos oído eso, pero aun así insistimos en obtener algunos pesos cubanos, pensamos que eso será para los turistas de pulserita y hotel “todo incluído” pero vamos a viajar por libre y a mezclarnos con la gente.
Preguntamos al primer taxi que vemos: a la Habana serán 20 pesos convertibles. ¿Y en peso cubano? No puede cobrarnos en peso cubano. Necesitamos informarnos sobre los buses que nos llevarán entre ciudades, nos dirigimos a Astro pero esta compañía no permite el transporte de extranjeros (tienen 2 plazas por bus, para emergencias), para eso está Viazul… pfff, pues venga, buscamos Viazul porque es noche cerrada y estamos molidos: nos informan de los precios, que son estrictamente en peso convertible también.
Un peso convertible (unos 0,83 euros) equivale a 25 pesos cubanos.
Por fin en La Habana, es tal como la soñaba, arquitectura majestuosa y decadente con ecos de un pasado de esplendor de cuño invasor español o francés. La ciudad más fotogénica que he visto en mi vida. Nos alojamos en una casa particular, en la puerta hay una señal con la inscripción “arrendador divisa” que quiere decir que van a cobrarnos en peso convertible (20 CUC). Me intereso por el funcionamiento: los arrendadores de habitaciones particulares para extranjeros pagan al gobierno entre 150 y 200 CUC por habitación, la alquilen o no (tienen tasas adicionales si además dan comidas). A lo largo de toda la isla comprobé que cada casa tiene como máximo 2 habitaciones arrendables, es el máximo permitido por la ley, pero tampoco podrían permitirse más porque sólo tienen clientes en temporada alta (léase agosto y navidad). Apoquinamos y ya mañana será otro día.
1er día en La Habana: salimos a pasear mientras buscamos un alojamiento alternativo y comprobamos que solo podemos alojarnos en arrendadores de divisa u hoteles para extranjeros. Si un cubano (que nos pediría unos 10 ó 15 CUC) nos aloja por libre se arriesga a una multa de entre 500 y 1500 pesos cubanos. 20-60 CUC de multa no parece mucho, pero nos cuentan que el sueldo medio (todo el mundo cobra lo mismo) allí es de entre 400 y 500 pesos cubanos, 500 (20 CUC) es el sueldo de un maestro, los policías cobran 900 y militares de rango cobran lo que ellos consideran una millonada: 3.000 pesos cubanos. Coño, la multa es harto más que un sueldo mensual, habrá que abstenerse de poner a nadie en riesgo.
Más tarde comprobamos que abstenerse de poner en riesgo a alguien es una misión imposible… pero no mucho más tarde.
Llevamos paseando un rato cuando nos acucia el hambre. Pregunto a un viandante que me indica un paladar, lo que vendría a ser el equivalente del arrendador de divisa pero en versión restaurante. Es un hombre encantador de 86 años. Cuando llevamos hablando 5 minutos aparece un policía y nos pregunta si el señor está molestando. Le contestamos que todo lo contrario, que le hemos pedido ayuda y nos está indicando amablemente. A pesar de ello le pide la documentación al viejo y llama por radio, transmite los datos del viejo y nos indica un restaurante para ir a comer. Le decimos que no hace falta, que ya el viejito nos indicó uno barato pero él insiste: “No, no, es mejor que vayan al que yo les digo”. El viejo nos confirma que es mejor hacerle caso y le pedimos que nos acompañe si no está lejos para poder seguir charlando. Cuando desaparece el policía el viejo se muestra molesto: “¿A mí qué van a hacerme ya si soy viejo y negro? No les importo, no van a hacerme nada”. Pero… ¿qué podrían hacerle, si sólo estamos hablando?... “acusarme de asedio al turista, entre 500 y 1500 pesos de multa e inscripción en el registro, a la policía no le gusta que hablemos con los turistas”. El viejo parece un hombre honesto, no dudo de su palabra, pero yo tiendo al empirismo y aun necesito verme envuelta en unos cuantos casos parecidos hasta que me convenzo de que es una práctica habitual.
El restaurante destaca por la escasez de platos (langosta, camarón, pollo o bistec de cerdo acompañado de una ensalada insulsa y arroz con frijoles). Luego descubriremos que esa es la carta estándar para los turistas y que ni paladares ni hoteles de lujo, con mejor o peor presentación y mayor o menor atino en la preparación, tienen más donde elegir, así que preguntamos dónde encontrar un colmado o supermercado para abastecernos. Me cuentan que puedo ir a un “chopy” a hacer la compra, son tiendas donde se paga en divisa y a precio de cualquier capital europea… Bueno, pero ¿y una tienda de alimentación cubana? No, las tiendas que venden en moneda nacional son sólo para comprar con cartilla. ¿Y eso cómo funciona? Todos los cubanos tienen una cartilla con la que pueden comprar mensualmente: 5 huevos, 5 libras de arroz, ½ libra de frijoles, ½ libra de chicharro, 5 libras de azúcar, 8 libras de patatas, ½ pescado (¡medio pez para un mes!), ½ libra de aceite, ½ pastilla de jabón de baño, ½ pollo (sólo en caso de tener dieta impuesta por el médico que recomiende pollo), leche para los niños hasta 7 años de edad… la lista está incompleta, faltan 4 o 5 cosas más que no anoté y ahora no recuerdo, la persona que nos enseña la cartilla ha visto a alguien y tiene miedo de seguir hablando, pero tenemos tiempo de fotografiar una. ¡Es una cartilla de racionamiento debida al “período especial” que dura desde la caída del telón de acero hasta hoy! El resto tienen que comprarlo en “chopys” pagando en CUC y a precios europeos, o en mercados agropecuarios, donde los guajiros (campesinos) pueden vender verduras o carne previo pago de un impuesto. El pollo cuesta 3 CUC/Kg. Todo lo demás (que no es mucho más) en el mercado negro a precio de oro. Las tiendas de ropa en moneda nacional tienen ropa de 2ª mano que proviene de donaciones internacionales, cualquier otra cosa en las tiendas de convertibles.
2º día en La Habana: Vamos a divertirnos, hemos venido a Cuba a disfrutar así que nos subimos al primer Chevrolet del 54 que nos propone un paseo por la ciudad por unos pesos. Qué gozada de coche, no me lo puedo creer, qué maravilla La Habana Vieja, Vedado… ¿Les gustaría ir a Cojimar a ver la bahía donde Hemingway se echaba los tragos? Pues suban las ventanillas ahumadas porque hay mucha policía o alguien puede vernos… Pero cómo, ¿es ilegal? Pues sí, solo son legales los taxis del gobierno con taxistas a sueldo (400 pesos cubanos), no existen licencias para taxis particulares, el transporte es exclusivamente público y las multas astronómicas y extraordinariamente frecuentes. Pero y usted, ¿cómo se arriesga así?, respuesta: “y ¿qué hago? ¿invento así o me dejo morir de hambre?” Lo chocante no era tanto el hecho del transporte público (es normal en un país comunista) como el miedo a que le viese algún vecino delator. Así que preguntarle a la gente cómo llegan a fin de mes se convirtió en costumbre. La respuesta, unánime: “inventando, hay que inventar”.
En cada ciudad sólo hay que pasear un minuto para que decenas de jóvenes te ofrezcan “transporte ilegal”, paladares, cigarros sacados de la fábrica destrangis, ron de la misma procedencia… Debo decir que esa práctica es casi exclusiva de la juventud. Ninguna persona mayor de 40 años se nos acercó a pedirnos absolutamente nada (excepto algunas señoras muy mayores y con aspecto francamente marginal que me pidieron jaboncitos) aunque sí nos contaban que pasan hambre, el cubano es una persona muy digna, le da vergüenza aceptar nada o contar su situación precaria, si tú no indagas y les das confianza se limitan a hacerte la vida agradable, con su siempre jugosa conversación, sentido del humor, su amor por la música que les corre por las venas. Sólo cuando insistes y la justificas te aceptan una propina, cuentan que no siempre fue así, que antes del período especial vivían con austeridad pero no pasaban hambre ni grandes necesidades.
En Trinidad una señora me pidió que le dejase medicinas si tenía. Me sorprendió, siendo la sanidad cubana gratuita. Me explicó que el médico y el hospital son gratuitos y te dan las medicinas mientras estás ingresado pero, si te extienden una receta al salir, las medicinas corren a tu cargo, son muy caras (precios como aquí aprox.) y la mayoría se pagan en divisa, así que la gente aguanta sin medicarse hasta que vuelve a recaer y vuelta al hospital.
Os puedo asegurar que repetimos la pregunta (y usted, ¿cómo llega a fin de mes?) a infinidad de gente en La Habana, Casablanca, Matanzas, Varadero, Cienfuegos, Trinidad, Holguín, Rafael Freyre, Gibara, Guardalavaca, Santiago de Cuba y en todos los pueblos, ciudades y medios de transporte por y con los que transitamos: inventando.
Tan sólo un teniente coronel del ejército en Gibara tuvo la audacia de decirnos que obteníamos esa respuesta porque solo preguntábamos a jineteros. La definición oficial de jinetero: todo ciudadano que se acerca (ilegalmente) al turista para indicarle un paladar o servicio a cambio de una pequeña (e ilegal) comisión (unos 3 a 6 CUC de media). Es curioso, pero en 20 días ninguno de estos “jineteros” fue incordiado por ningún policía, aunque los hubiese alrededor, siempre que la cosa fuese rápida y directa. La diferencia venía cuando te extendías hablando con alguien un rato largo. Los mayores tienen miedo de las delaciones y los CDR, pero confiesan estar ya al límite, tienen hambre, los jóvenes van a tumba abierta.
Jugar a dominó y charlar son sus actividades favoritas (la música merece un capítulo aparte) pero a menudo la charla acaba bruscamente, se dan media vuelta y se van: han reconocido a alguien del CDR (comité de defensa de la revolución), tienen miedo de que les denuncie a la policía si les ven hablando contigo y se van. Estos “agentes de paisano” parecen estar por todas partes… y lo están. Cada barrio tiene un comité de defensa de la revolución y cada bloque de pisos un agente del CDR que se encarga de notificar a los superiores cualquier atisbo de conducta antirevolucionaria. Cuando un vecino es denunciado por esas prácticas a continuación se queda sin trabajo… y fichado.
Y a todo esto, empacho de propaganda revolucionaria, no sólo las vallas institucionales con fotos del Che (¿qué tendrá que ver el Che? si salió por patas de Cuba y hay sospechas fundadas de que… pero abstengámonos de sospechas, hablemos sólo de lo que vimos), Fidel y Raúl, que abundan tanto como por aquí las publicitarias, también en las paredes, por todas partes, todos quieren parecer más revolucionarios que su vecino, todos tienen miedo de parecer poco revolucionarios y cuelgan cartelitos con vivas al 1º de mayo en sus puertas, son las mismas personas que, cuando la conversación se extiende más de 5 minutos, comienzan a hablarte de represión, hambre, miedo, resignación, no tienen esperanzas de que algo cambie ahora. Bueno, pero a Fidel le queda poco… “sí, pero con Raúl han empeorado las condiciones y se ha estrechado la vigilancia, con el agravante de que la opinión internacional cree que ahora tenemos más libertad”.
Yo creía que jineteros eran sólo quienes se prostituyen, sea por dinero o un posible matrimonio que les permita salir de la isla… o un mito. Yo, como Santo Tomás, necesito meter el dedo en la llaga para creer. Pues sí, eso existe, pero no parece estar muy penado, la prueba es que durante nuestra estancia pudimos comprobar cómo (no pocos) turistas bien entrados en edad se paseaban en actitud cariñosa con adolescentes cubanos sin que ningún policía les molestase o se acercase a ellos para nada.
Yo había leído que la restricción de acceso a los cubanos a los hoteles internacionales era cosa del pasado, pero resulta que no, lo comprobé con mis ojos. En Guardalavaca y en Varadero vi hoteles para cubanos adinerados (militares y sus familias) junto a los hoteles “internacionales” siempre del tipo “todo incluido” donde la entrada al cubano (que no trabaje en el servicio o de animador) está prohibida, digan lo que digan los medios. En Guardalavaca lo viví; vestida con un zarrapastroso vestidito playero, en chanclas, después de la playa, me dirigí al hotel donde minutos antes había entrado mi chico a ver un partido (él rubio, ojos azules, alto… poca pinta de cubano en suma pero por lo demás tan zarrapastrosamente vestido como yo) y se me lanzaron flechados tres agentes de seguridad a comunicarme que no se podía acceder al hotel. Sólo tras oír mi acento y asegurarles que mi marido acababa de entrar sin problemas, me franquearon la entrada. Era la única forma de ver el partido del Barça, las antenas parabólicas están prohibidas en Cuba, sólo existen en los hoteles internacionales.
Pegar unos carteles en La Habana con la inscripción “Abajo Fidel” significa 20 años de cárcel, lo digo porque conocimos a un hombre que de los 20 cumplió 15 (salió hace 3). Lo conocimos en Santiago el día antes del vuelo a La Habana que conectaba con el de Barcelona, en un café al que fuimos a oír música acompañados por un animador turístico (los únicos que pueden confraternizar con turistas con cierta libertad) de un archiconocido, gracias a Ry Cooder, local de música, pero llegamos demasiado pronto y nos sentamos en la única mesa con asientos libres a charlar. Le pedimos el e-mail para enviarle fotos y vídeo que tomamos del concierto de la mañana y fue la enésima persona que nos contó que no pueden recibir archivos adjuntos, los cubanos sólo tienen derecho a una dirección de correo, eso es todo. Para navegar o recibir y enviar adjuntos tienen que franquear las puertas de un hotel internacional y, si lo consiguen, pagar los 6 CUC (más de 5 euros) por hora, es decir, casi la mitad de un sueldo mensual cubano, que apoquinábamos nosotros en nuestras escasas conexiones. Al oír nuestros comentarios el joven cubano sentado a nuestro lado se unió a la conversación, nos habló de la inexistencia de los derechos humanos en Cuba, nos corroboró lo que ya habíamos visto y vivido durante 15 días, nos repitió lo que habíamos oído ya 100 veces, que la represión es ahora más dura que con Fidel y nos invitó a contarlo al llegar a España. Nos dijo textualmente: “habéis tenido cojones de preguntar al cubano y ver la realidad, yo estoy obligado a tener cojones para deciros lo que sé y pediros que lo contéis”.
Al llegar al hotel, en la recepción había un policía de inmigración esperándonos. Habíamos hecho el “check out” por la mañana y las mochilas estaban cerradas y en consigna. Nos pidió los pasaportes. Llegó un coche patrulla con otro agente y nos pidieron que les acompañásemos… glups… pero ¿qué ocurre?, el avión sale en un par de horas. No hay problema, dijeron, es un asunto rutinario, ya hemos avisado al aeropuerto.
Nos subimos al coche y nos condujeron durante 2 interminables kilómetros hasta un chalet en las afueras de Santiago. La inscripción “Ministerio del Interior” a esas alturas no nos tranquilizó mucho. Nos obligaron a dejar todo el equipaje (cámaras y bolso de mano incluidos) en una habitación y nos llevaron a otra, que cerraron por fuera apalancando una silla.
Allí sufrimos un interrogatorio con preguntas del tipo:
- Policía: ¿Qué han venido a hacer a Cuba?
- Nosotros: De vacaciones
- P: ¿Con qué tipo de personas han hablado?
- N: Con todo tipo de personas
- P: ¿De qué temas han hablado?
- N: De todo un poco, si eran campesinos de la recolección de los mangos, si eran músicos, de son
- P: ¿Y qué les han contado esos campesinos?
- N: Pues, no sé…
- P: ¿Cómo que no sabe? ¿No sabe qué le dijeron?
- N: (joder, debo estar soñando) Sí claro, pues que con los ciclones hay poco mango
- P: Y ¿qué más?
- N: (dios, nos van a matar y enterrar en cal) Pues ya le digo, cosas normales
- P: ¿Han hablado con algún represaliado?
- N: ¿A qué se refiere con represaliado? No sé, a lo mejor sí, ni idea…
- P: Me refiero a si han entrevistado a algún represaliado por el régimen, si le han tomado imágenes con la cámara, si le han hecho una entrevista
- N: No, no
- P: ¿Están seguros?
- N: Completamente seguros, pero ¿por qué nos pregunta esto?
- P: Lo digo porque hay turistas que vienen a Cuba y hablan con malas personas y luego salen del país y cuentan cosas que no son ciertas, sabemos que en España hablan mal de Cuba, les hemos traído aquí para advertirles de que si les han dado un visado turístico deben limitarse a hacer turismo, no política.
- N: (un tanto rilados ya) Bueno, pero eso son los americanos o los exiliados, nosotros no tenemos ningún interés en contar nada, no somos periodistas y estamos aquí de vacaciones, para disfrutar y conocer la isla, por eso hablamos con la gente. Nosotros votamos siempre a la izquierda, pero (glups) no nos interesa la política para nada. Entonces, como turistas ¿qué podemos hacer exactamente?
- P: Pues turismo: sacar fotos de paisajes, ir a la playa y esas cosas.
- N: Ah, de acuerdo, es que nosotros no sabíamos que hubiese restricciones, deberían habernos avisado al pedir los visados de qué se podía hablar y de qué no.
- P: De acuerdo, entonces, si han entendido el aviso, pueden dirigirse ya al aeropuerto, hemos llamado a un taxi.
La “conversación” duró más de 1 hora, nos preguntaron más cosas, como si habíamos estado en Baracoa (que no) aunque parecían tener la ruta exacta del viaje que hicimos, sabían exactamente todo lo que habíamos hecho y parecía que les molestase haberse perdido algún movimiento (como que hubiésemos estado en Baracoa).
En el taxi no cruzamos ni un suspiro, sólo nos cogimos de la mano como si cada uno fuese la mamá del otro.
En el aeropuerto tras pasar el control de pasaportes se nos acercó una agente de aduanas: “Acompáñenme” (glups). En la oficina de registros había un italiano abriendo su maletón cargadito de Partagases y rones Matusalem a porrillo y dos agentes con el uniforme de aduana “procediendo”. Al cabo de un rato entró un joven vestido de paisano, esperó a que se vaciase la sala y registró muy someramente nuestras mochilas. Nos pidió los pasaportes (con actitud intimidadora todo) y rellenó sendos formularios en los que pude leer: “Personas de Interés Operativo”. Ya podíamos irnos a embarcar. Le pregunté qué significaba “interés operativo” y dio un respingo sorprendido “¿Dónde has oído eso?” “Está escrito en el formulario que ha rellenado con mis datos” le dije, “Es un trámite rutinario” me respondió… “Ah vale, pues buenas noches y hastaaa… eeeh… adiós"
Así que Cuba… agridulce
Testimonios similares han sido los que me han proporcionado otras personas que también han visitado Cuba. ¿Criticar el capitalismo y el gobierno de EEUU? Por supuesto, pero en definitiva, independientemente de que haya cubanos a favor y en contra del régimen considerado una dictadura por la mayoría de ellos (yo sacaré mis conclusiones por las palabras de los cubanos, no por ningún organismo internacional ni por ninguna persona que tiene idealizado cualquier régimen comunista por haber leído a Marx), los que no hayan vivido nunca la realidad de Cuba no deberían guiarse ni por los medios que incoherentemente critican, ni por fríos números y datos, ya que según el Banco Mundial India se encuentra entre las primeras economías mundiales basándonos en su PIB, rondando dependiendo del año el puesto nº12 entre 183 países, pero vete allí a ver cómo viven los de a pie...
Un poco de son cubano por parte de Pio Leyva para quitarle hierro al asunto, aunque con una letra que...
Ser mentiroso conviene...
Enhorabuena,pues estoy totalmente de acuerdo con lo expuesto en lo publicado.Bravo Josu.Me gusto también mucho la crónica,pues,complementa a la perfección tus ideas u opiniones al respecto.
ResponderEliminarTe vas superando,animo:a remover conciencias.
Saludos.
Nunca podremos saber del todo como viven y como se desenvuelven, como bien dices hay que ser cubano para contarlo, hay que serlo para saber como viven, muy bueno el post...
ResponderEliminarAbrazzzusss