De nuevo el malancólico piano Bosendorfer. Tristeza y odio. Estribillos
que contrastan con la melodía anterior. El country que en discos
anteriores era la base, ahora no es más que una manera sutil de no caer
en un disco únicamente basado en un lacrimoso piano. No sobra ningún
tema. El tono del piano produce escalofríos como no lo hacía desde hacía
años a excepción del gran "Night of Hunters" del 2011. Un piano
improvisado que conlleva lágrimas , esas lágrimas que caen mientras se
baila. Tori
asegura que el disco está inspirado en la obra de artistas visuales,
pero lo cierto es que lo que prima es su piano, ese melancólico piano
que hacía años que no escuchábamos, sin que las referencias religiosas, mitológicas y políticas dejen de estar ahí. La Tori de siempre ha vuelto, y yo
me arrodillo a sus pies, con mi lágrima en su mano, ese desamor
descarnado y esos encuentros con Satán...
Trouble's Lament
Wild Way
Promise (with Tash Hawley)
Giant's Rolling
Unrepentant Geraldines
Rose Dover
Invisible boy
toriamos.com
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