jueves, 10 de diciembre de 2020

Fragmentos de "Sexo y marginalidad: Emigración, mercado de trabajo e industria del rescate" de Laura María Agustín


Laura María Agustín estudia la relación entre la cultura y trabajos postcoloniales en relación al sexo comercial, la emigración, las economías informales y la teoría feminista. Actualmente reside en Londres e investiga la situación en la industria del sexo de los trabajadores inmigrantes. Para escribir esta obra, además de recurrir a una extensísima cantidad de bibliografía y fuentes primarias, realizó durante años trabajos de campo que le suman aún más credibilidad y seriedad al haber sido testigo de la realidad desde dentro y darles voz a quienes habitualmente se les quita. El libro fue publicado en 2009 tras esos años de investigación de campo, lo que hace que se la pueda considerar prácticamente una visionaria por lo actual que es su contenido en 2020, once años después, al ser ahora el movimiento neoabolicionista que critica realmente el hegemónico, mucho más que en los años en los que realizó este estudio, enfatizando la complejidad, diversidad y heterogeneidad que se da en el trabajo sexual y que contrasta con el flagrante reduccionismo del movimiento abolicionista, poniendo de manifiesto que en todos los sectores y bandos se encuentran todos los géneros, y que si hay una industria del sexo lícita desde el momento en el que cada quién decide cómo gestionar su propia sexualidad sin interferir en la de los demás, también existe una industria del rescate no ya tan lícita ni ética, ya que los agentes sociales que pertenecen a ella dan prioridad a sus propios intereses que a los de aquellas personas a las que dicen pretender "salvar" y se creen con el derecho, desde su posición de poder y sin conocer el trabajo sexual desde dentro, de obligar a que toda la gente se adecue a su visión del mundo.

"Pero cuando se habla de sexo, no sólo los medios (donde no es sorprendente) sino muchas figuras serias del gobierno, adquieren el mismo tono, denunciando las emigraciones que involucran el trabajo en la industria del sexo y creando proyectos para prevenirlas. La necesidad está en ayudar, o incluso salvar, a las inmigrantes, lo cual ha generado una verdadera Industria de Rescate."

"Los viajes de las mujeres que trabajan en la industria del sexo son tratados como involuntarios en un discurso victimizante conocido como «tráfico», mientras que se ignoran las experiencias de los hombres y los transexuales. (…) La identidad de víctima impuesta a tantos con el objetivo de ayudarles hace, de un modo perturbador, que los colaboradores sean personajes importantes."

"Algunos proyectos que intentan cuantificar las 'víctimas' cuentan a todos los emigrantes que venden sexo, otros consideran a cualquiera que acepte denunciar a un 'traficante' de acuerdo con la ley local, otros cuentan a todas las que le dan dinero a un novio, pero otros incluyen a todos los trabajadores sexuales ilegales. Las 'víctimas' pueden ser registradas solo en los países de origen, en los de destino o en ambos; los estudiosos pueden incluir o no los países de tránsito. Los intentos de cuantificar realizados son poco confiables, además, porque la mayoría de las secciones dentro del sector sexual no son reconocidas por los gobiernos, lo que significa que tampoco puede haber un conteo apropiado de los 'trabajadores sexuales' como una categoría. En 1999, un proyecto europeo de prevención del SIDA, Tampep, calculó a los inmigrantes de venden sexo como porcentajes con respecto a todos los trabajadores sexuales de un país. Las cifras eran enteramente esquemáticas, ya que venían de un número limitado de proyectos que no usaron el mismo tipo de conteo, que no tuvieron el mismo tipo de contacto con la industria (por ejemplo, algunos solo vieron a los trabajadores de la calle, otros solo a la gente que usó los servicios de salud), que no se realizaron en todos los idiomas necesarios para comunicarse con todos los inmigrantes, o que operaron solo en las grandes ciudades. Otras complicaciones para contar las 'víctimas' incluyen la mala disposición de los inmigrantes irregulares a dar información correcta y el uso de documentos y nacionalidades falsas, lo que significa que las cuentas por país de origen son de poco fiar. Los inmigrantes que no pagan impuestos pueden preferir que no los cuenten. Algunos estudiosos cuentan a los trabajadores transgénero como mujeres y otros no, mientras que la mayoría de los conteos omiten a los hombres. Algunos de los proyectos de salud cuentan a las 'personas atendidas' o las 'atenciones médicas', significando que una persona que visita una unidad móvil cada semana, por ejemplo, puede ser contada 52 veces al año. Para el periodo 2003-2004, las cifras de Tampep describen los porcentajes de inmigrantes según el contacto de los miembros de proyectos con los trabajadores sexuales. Tales conteos no pueden considerarse definitivos o confiables."

"Pero los servicios que requieren que las víctimas se vuelvan 'sobrevivientes' a veces refuerzan la pasividad, particularmente en los contextos terapéuticos, diagnosticando síndromes y desórdenes y enfatizando en el daño que sufre la capacidad de la víctima para arreglárselas. (...) Las víctimas se convierten en receptáculos pasivos, mudos y dolientes que deben ser salvados y los colaboradores se vuelven salvadores, una operación colonialista contra la que se ha advertido en discusiones del tratamiento feminista occidental acerca de las mujeres del Tercer Mundo y que es ahora común en las discusiones acerca de las mujeres inmigrantes que venden sexo."

"¿Acaso esta tendencia hacia la 'criminalización' de los movimientos individuales de inmigrantes no tiene la paradójica consecuencia de promover el desarrollo del tráfico organizado de personas?"

"Desafortunadamente los esfuerzos para prevenir el 'tráfico' a menudo tratan de prevenir la emigración en sí misma"

"No solo las mujeres venden sexo. Los activistas que condenan la 'prostitución' como violencia patriarcal se concentran sobre las mujeres (y los niños) y usualmente insinúan que los hombres que venden sexo son distintos intrínsecamente y pocos en número. Ciertamente, los estereotipos involucran a las mujeres, son ellas las abiertamente estigmatizadas y objetos de rescate. Sin embargo, abundan los trabajadores varones; los investigadores y los funcionarios de los servicios sociales estiman que ellos exceden a las mujeres en algunos sitios y momentos; los hombres han sido más estigmatizados aún porque su presencia ni siquiera está reconocida. Aquellos que en las calles buscan mujeres con uniforme de 'prostituta', no ven a los hombres que ejercen la prostitución. En la industria también abundan personas transexuales, transgéneros, travestidos e intergéneros (...) En la industria del sexo, los tópicos de género son extremadamente complejos y sutiles. (...) Los ajenos al tema que insisten en imponer categorías de grupo olvidan que hay identidad de género, así como también juego y experimentación de género."

"(...) pero toda la evidencia muestra que el sexo era vendido a toda hora y en todo lugar y que quienes lo vendían eran 'una parte integral de la vida urbana de la Edad Media'."

"Durante el auge de lo social (finales del siglo XVIII) también surgió una teoría del autogobierno, pero se entendió que solo era factible en personas con suficiente capacidad para el pensamiento racional y que, donde este faltaba, otras personas tenían que gobernar."

"Cuando, a finales del siglo XIX, la clase media se percató del gran número de europeas que emigraban buscando fortuna en países como Argentina, donde trabajaban en burdeles, las llamó víctimas de la 'esclavitud blanca' que debían ser protegidas por su propio bien."

"En Aberdeen, con una población menor de 70.000 en la década de 1840, las organizaciones de rescate incluían filiales locales de la Asociación para la Promoción de las Ciencias Sociales, la Sociedad de las Damas Británicas para Promover la Reforma de las Prisioneras y la Asociación para la Promoción de la Pureza Social, así como la Asociación Aberdeen para la Reivindicación de las Mujeres Caídas y la Asociación Aberdeenshire de Damas para el Rescate de las Mujeres Caídas."

"El uso de penitenciarías para las 'prostitutas' pertenece a la nueva clase de disciplina y castigo que Foucault identificó en las cárceles, asilos y otras instituciones del siglo XVIII en adelante. El objetivo no era recalificar a las internas como sujetos con derechos sino convertirlas en criadas domésticas o esposas dóciles."

"Pero como el trabajo del policía y del juez, el de ellas dependía de definir a otros como malhechores, equivocados, confundidos y desviados. Las reformadoras se negaban a aceptar la información obtenida de la investigación social, de que las mujeres que vendían sexo no hallaban la vida desagradable. Esta negación les servía a ellas mismas; después de todo, de no haber gente que rescatar, ellas se podían quedar sin empleo."

"También me pregunté, después de leer mucho y participar en redes activistas durante algún tiempo, por qué tanta pasión y esfuerzo no se habían dirigido a mejorar la vida de los que venden sexo. El sector social dedicado a ayudarles ha crecido y se ha diversificado, y parte de la retórica ha cambiado ligeramente, pero la situación para los mismos sujetos se ha mantenido inalterable en su mayor parte: el abolicionismo sigue siendo la idea central moralizante dentro de los argumentos hegemónicos, el debate se centra en cómo 'controlar la prostitución', predomina una tolerancia local impredecible, el abuso policial es endémico, el sexo comercial es culpado de la propagación de enfermedades transmitidas sexualmente, hay redes prósperas que facilitan la movilidad de las trabajadoras y su introducción en el sexo comercial, el cual paga mucho mejor que cualquier otro empleo disponible para las mujeres, los trabajadores hombres y transgéneros son omitidos y la investigación se enfoca repetidamente en las motivaciones individuales para comprar y vender sexo. En todo el mundo hay una enérgica campaña para para ir en contra de estas prácticas, pero el progreso es impedido por las reacciones furibundas de los que favorecen la erradicación del sexo comercial. Los trabajadores sexuales, en estudios que recogen sus opiniones, acusan a un amplio rango de autoridades incluyendo la policía, los jueces, los médicos, los legisladores, y los investigadores por su reforzamiento del 'estigma de la puta' y su confabulación directa e indirecta en la persecución de los trabajadores sexuales."

"Los ponentes son bien conocidos en el circuito abolicionista; muchos han trabajado juntos en otros países. Escuchamos que la 'prostitución' es esclavitud y violencia contra las mujeres, que en la 'prostitución' los hombres fuerzan a las mujeres a tener sexo con ellos, que el 'tráfico' y la 'prostitución' son la misma cosa y que las únicas soluciones son la abolición y el castigo a los explotadores. Durante tres días estas ideas se repiten una y otra vez y, solo en raras ocasiones, llega alguna palabra desde la audiencia. Siento que estoy en la reunión de un culto. (...) En medio del barullo, una voz desesperada desde la audiencia pregunta si no sería posible escuchar lo que una 'prostituta' tiene que decir. Entonces, el representante de un programa internacional por las mujeres, portando espejuelos oscuros, toma el micrófono y ladra: 'No tenemos que hablar con las prostitutas para saber lo que es la prostitución'."

"Las Progresistas parecen no estar al tanto de que muchos feministas critican la idea de que todas las mujeres comparten una esencia. (...) Los feministas fundamentalistas hablan de las 'mujeres'; ellos creen en una esencia femenina que es violada dondequiera por el patriarcado; están seguros de qué es 'varón' y qué es 'hembra'."

"Simplificar las ideas que tenemos sobre las personas que pertenecen a la industria del sexo se perpetúa mediante la discriminación de la policía, los estereotipos en los medios, la desigualdad de género, la pobreza, la xenofobia y las políticas estatales sobre sexo y emigración. Cuando comencé mi estudio, la investigación demostraba la naturaleza construida del concepto de 'prostitución' en el siglo XIX, así que me comprometí a examinar su reproducción en el presente. Empleé la idea de la industria del sexo para abarcar las actuales formas proliferantes y los significados cambiantes acerca de la compra y venta de sexo, una complejidad que contrasta abruptamente con el usual reduccionismo y que comprende más hechos, lugares y gente."

"Encontré las raíces de esta exclusión en un fenómeno nombrado 'auge de lo social', cuando una burguesía recién investida de autoridad creyó que su elevado nivel de desarrollo y de sensibilidad la cualificaba para rehabilitar a los inferiores. Las mujeres educadas se labraron una esfera de empleo mediante el descubrimiento de una misión para salvar a los menos afortunados, especialmente a las 'prostitutas', quienes fueron redefinidas como víctimas."

"Si los empleados de los gobiernos, los designados por la política, los feministas, los portavoces de las ONG, los académicos y otros agentes sociales fueran capaces de despojarse de su certidumbre de saber cómo cada quién debe vivir, ellos podrían ser capaces de deshacerse del neocolonialismo, admitir que la capacidad de gestión puede expresarse en una variedad de formas, reconocer sus propios anhelos y aceptar que la diversidad europea dinámica, cambiante y arriesgada llegó para quedarse. También nos podríamos beneficiar si nos alejáramos del mito de que existe una frontera clara entre el sexo comercial y las tantas actividades sexuales convencionales. Dejar atrás las certezas, escuchar a los Otros: dejar el hogar."


lauraagustin.com

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