Voy a hacer otro ejercicio de deconstrucción gráfica. La deconstrucción, incluso personal, a través de ejercicios como éste, sí que existe, pero no consiste en apretar un interruptor y ¡uy! me he deconstruido. Ya lo hice una vez a partir de un autorretrato, pero esta vez pido perdón porque no poseo los derechos de autor de las dos fotografías originales que he utilizado, de las que no he encontrado su autor. Esta serie de fotos de hecho sería una deconstrucción en ambas direcciones, y no una construcción, pero es más divertido comenzar por el final, en sentido inverso a como lo hice en el ejemplo citado. Porque quizás si te deconstruyes en serio y descubres pulsiones reprimidas, lo que te encuentres puede no gustarte.
¡¡¡Sorpresa!!! Qué escándalo, oye...
josusein.com
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