lunes, 23 de agosto de 2021

El lenguaje de los animales

A pesar de estar superada por científicos la idea de que la cultura es exclusiva del ser humano, y que juristas y científicos defienden que los animales deben ser considerados personas con derechos, cuando otra persona transcribe sus palabras o comparte sus artículos se le echan encima. Por eso siguen siendo necesarias obras como ésta, teniendo en cuenta además que desde su publicación también se ha avanzado en el tema del que trata. Es la única manera de responder a quienes afirman que los animales humanos son superiores, y cuando preguntas por qué siempre responden "porque sí, porque es evidente", sin decir nada más porque no pueden decir nada más.
¿Cómo se comunican los animales? ¿Se puede decir que esta comunicación denota una "inteligencia"? ¿Podemos hablar los humanos realmente con simios y delfines? En este libro ameno y estimulante, el biólogo Stephen Hart estudia, describe y analiza la utilización del lenguaje en las múltiples formas que ésta reviste dentro del reino animal, desde los cefalópodos y los insectos hasta diversas especies de primates, pasando, claro está, por aves, peces y cetáceos. «Igual que en nuestra propia especie —escribe el prestigioso etólogo Frans de Waal en su prólogo a la obra—, la comunicación no verbal de los animales va desde lo estereotipado y específico hasta lo cultural. Es uno de los temas más ricos de la zoología, y aquí se encontrarán fascinantes ejemplos del modo en que los animales entran en contacto con sus semejantes.»

"De hecho, la línea que separa la comunicación innata y la aprendida se ha hecho tan borrosa que muchos científicos han descartado esta distinción, ya que la ven como una falsa dicotomía."

"Se comunican los cefalópodos algo más que su estado sexual? Algunos científicos sugieren que sus modelos cromáticos de cuerpo entero actúan como si fueran nombres y verbos, y las pequeñas manchas y dibujos como adjetivos y adverbios."

"En una colmena horizontal, la línea recta que las abejas describen durante la danza del abdomen indica directamente la dirección en la que se encuentran las flores llenas de néctar. La velocidad del contoneo y el número de círculos descritos por minuto indican la distancia que hay que recorrer desde la colmena hasta las flores. Sin embargo, muchas colmenas están formadas por paneles verticales. ¿Cómo señala una exploradora en ese caso la dirección correcta?
En lugar de indicar la dirección desde la colmena, estos insectos se orientan según la gravedad, es decir, el ángulo entre el segmento recto de la danza (que indica la dirección del movimiento) y la vertical hacia arriba es igual al que existe entre la fuente de alimento y el sol. De este modo, 45º hacia la derecha de la vertical se traducen en 45º hacia la derecha del sol. Las abejas exploradoras pueden incluso registrar el aparente movimiento del sol durante todo el día."

"Los peces oyen —o sienten— el sonido de dos maneras. Algunos tienen pequeños huesos que conectan el oído interno con la vejiga natatoria, creando, de hecho, un único y gran oído. Los peces no tienen oídos externos, aunque poseen un oído interno similar al de otros vertebrados.
Los peces también detectan las vibraciones en el agua con un sistema único de línea lateral, que se asemeja en muchos aspectos a nuestro oído interno. El órgano de la audición de nuestro oído interno forma una espiral; el de los peces se extiende a lo largo de sus flancos. El tubo o canal de la línea lateral recorre toda la longitud del pez, y a veces se ramifica alrededor de su cabeza. El tubo se comunica con el agua del exterior por medio de pequeños poros en la piel y también de las branquias del pez. Como sucede en la cóclea, el fluido llena el tubo. Las ondas de presión, al golpear al pez, desplazan el fluido y agitan pequeños pelos agrupados en racimos que están inmersos en él. Los pelos generan impulsos nerviosos que viajan hasta el cerebro."

"Cerca del 70% de todas las especies de aves emiten más de un tipo de canto."

"Los delfines se comunican utilizando un amplio repertorio de sonidos, desde 'clics' repetitivos para la ecolocación (y seguramente también para la comunicación) hasta silbidos y gruñidos. En cautividad, incluso pueden imitar algunas palabras humanas. Su mecanismo de ecolocación es realmente excepcional. Un delfín con los ojos vendados puede encontrar un objeto del tamaño de una moneda en el fondo de una piscina, y puede incluso distinguir pequeños objetos por su forma y composición. Pero algo más sorprendente todavía es el modo en que los delfines emiten vocalizaciones para comunicarse.
Al principio, todos los sonidos que los delfines emiten parecen decir '¡hola!, ¡hola!'. Pero la investigación llevada desde los años 60 sugiere que cada delfín genera un único silbido, conocido con el nombre de 'silbido-firma', lo que implica que los delfines producen muchas clases diferentes de silbidos —como mínimo, de 10 a 25, el número de individuos que forman un grupo promedio—. Además, deben reconocer el silbido-firma de cada uno de los delfines del grupo. Cuando los investigadores escucharon los silbidos de más de un centenar de delfines, llegaron a la conclusión de que los delfines no escogen un silbido de una serie determinada de silbidos, sino que desarrollan su propio silbido individual."

"A partir de estos y de otros estudios, Herman asegura que los delfines utilizan las palabras del lenguaje artificial para referirse a los objetos de un modo abstracto, y que también son capaces de entender la gramática artificial."

"Los pequeños grupos de hembras adultas emparentadas y de sus crías de ambos sexos forman la unidad básica de la sociedad del elefante, denominada 'familia'. Las hembras permanecen en la familia durante toda su vida; la familia normalmente está formada por tres generaciones, y puede permanecer inalterable durante décadas o incluso siglos. Las familias se asocian con otras familias —entre una y cinco— probablemente formadas por parientes más lejanos. Estas uniones, que reciben el nombre de 'grupos vinculados', pertenecen, a su vez, a grupos mayores llamados 'clanes'."

"Las manadas de leones están formadas por complejos grupos sociales de larga duración con más de 18 hembras adultas estrechamente emparentadas, junto con subadultos y cachorros de ambos sexos. Estas hembras cazan, comen y defienden y cuidan a sus cachorros de forma cooperativa, hasta el extremo de que ninguna hembra criará sola a ningún cachorro en la manada." 

(Extractos de El lenguaje de los animales del biólogo Stephen Hart, publicado en 1996)

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