domingo, 27 de noviembre de 2011

A Dangerous Method

El Cronenberg de siempre ha vuelto. En realidad nunca se fue y tanto en "Una historia de violencia" como en "Promesas del este" continuó ahondando en la problemática de la psique humana y en los factores que crean o destruyen una personalidad, pero es cierto que estas 2 últimas películas fueron más académicas. Cronenberg no ha vuelto a los desvaríos cárnicos de sus primeras películas de terror, pero el sexo, la muerte, la represión de las emociones y el conflicto entre razón y sentimientos y las conductas consideradas "desviadas" vuelven a inundar su cine.

Esta nueva película del grandioso David Cronenberg es una adaptación de una obra teatral basada en hechos reales de Christopher Hampton, al que Cronenberg pidió que transformara en guión cinematográfico en el que, cómo no, Cronenberg metió mano. Esta obra teatral, "The Talking Cure", estrenada en el 2002, trataba sobre las tortuosas relaciones entre Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, Carl Jung, un médico en los inicios de su carrera fascinado por este método revolucionario, y Sabina Spielrein, una mujer brillante que desempeñaría un papel fundamental en el desarrollo de las teorías psicoanalíticas. Aunque el filme se iba a titular de la misma manera, finalmente fue sustituido por "Un método peligroso" en alusión al libro de John Kerr de 1993 "A Most Dangerous Method: The Story of Jung, Freud and Sabina Spielrein", libro que sería la principal fuente de inspiración para la obra teatral.

Una vez llevada al cine la historia por Cronenberg, con sus habituales Howard Shore como encargado de la banda sonora, Peter Suschitzky como director de fotografía, y su hermana Denise Cronenberg como diseñadora de vestuario, se nos muestran los primeros coqueteos de Jung con el psicoanálisis en el año 1904, encarnado por Michael Fassbender. Se obsesiona con Sabina Spielrein, una neurótica paciente rusa escalofriantemente encarnada por Keira Knightley que comienza a actuar tanto como conejillo de indias como catalizadora de los deseos subconscientes de Jung, actuando así como cazada y como cazadora. Sabina, además de paciente también estudiante de medicina y que busca el dolor físico en las relaciones sexuales, seduce a un casado y padre de familia Jung, con el que comienza una tortuosa relación. Debido al interés por este caso Jung contacta por primera vez con Freud, encarnado por Viggo Mortensen con lentillas oscuras para parecerse más a Freud, y comienza la relación amor-odio que siempre tuvieron, una relación que se fue estropeando debido a las mentiras de Jung respecto a Sabina y las corrientes misticistas que adquirió Jung (no hay que olvidar que conceptos como "inconsciente colectivo" o "sincronicidad" se deben a él, al igual que el desarrollo de otros como "arquetipo" e "intuición") frente al exagerado y cerrado racionalismo materialista de cortas miras que Freud defendía, obsesionado con el sexo como si ningún factor más moviera el mundo. Esto último es una apreciación personal por la antipatía que siempre me ha producido la figura de Freud frente a la admiración que me provoca Jung, y más desde que lo vi en el documental "Carl Gustav Jung" en el que se muestran entrevistas reales grabadas en la última etapa de su vida, pareciendo también que el verdadero (anti)héroe típico de la filmografía de Cronenberg es en este caso Jung, queriendo siempre investigar más y más incluyendo a su propia persona, como todos los científicos que pueblan el cine de este genio, queriendo trascender las servidumbres de la carne proclamando la posibilidad del individuo de reinventarse a través de la mente, siendo la lucha entre cuerpo y mente y el sexo enfrentado a una razón enferma otra de las constantes de este cineasta. Cronenberg describe esta película como "las discrepancias emocionales de este extraño ménage à trois en el marco de una sociedad ensombrecida por la cercanía de la I Guerra Mundial que anticipa la ola de antisemitismo que más adelante asolaría Europa con la II Guerra Mundial". La película está plagada de la correspondencia que mantuvieron los 3 personajes que se simboliza ya desde los títulos de crédito iniciales en forma de carta manuscrita, habiendo sido gracias a estas cartas como fueron reconocidas en 1977 las importantes contribuciones de Sabina como psicoanalista. El psicoanalista y también paciente de Jung Otto Gross, encarnado por Vincent Cassel, debido a sus adicciones y a su máxima "Nunca reprimas nada", otra de las ideas recurrentes en el cine de Cronenberg, propicia también el ascenso de los demonios de Jung. Finalmente tanto Freud y Jung, liberándose Jung de la figura paterna en la que Freud se había convertido a modo de parricidio simbólico, como Jung y Sabina, de la que siempre estuvo enamorado, acabaron separándose. Freud acabó muriendo de cáncer algunos años después, en 1939, tras huir de los nazis por su origen judío, pidiéndole a su médico que le proporcionara una sobredosis de morfina ya que no podía soportar más sus dolores, Sabina murió fusilada por los mencionados nazis por el mismo origen judío en 1942, y Jung fue el que de más larga vida disfrutó muriendo en paz en 1961.

Dentro de este marco, no es dificil para ningún cronenbergiano, entre los que me encuentro, encontrar similitudes entre algunas escenas de la película con otros filmes del cineasta. Hay una conversación entre Jung y Sabina que recuerda al discurso de la enfermera Forsythe a su amante el médico Roger St. Luc en "Shivers" ("Vinieron de dentro de...") en el que ella decía que la enfermedad es el acto de amor de dos criaturas extrañas y que incluso la muerte es un acto erótico (en "Un método peligroso" Sabina sostiene, al contrario que Freud, que el sexo ayuda a la destrucción del ego al fusionarse con otro ser, una idea reflejada en otras películas de Cronenberg de manera más radical como puede ser "La mosca"). Podemos pensar también en la ruptura de los 2 hermanos gemelos idénticos de "Dead Ringers" ("Inseparables"), tremendamente unidos, que se da en cuanto uno de ellos comienza a sentirse atraído por una mujer. De la misma manera también nos puede hacer recordar al momento en el que en "Crash" Vaughan alecciona a Ballard sobre el accidente automovilístico como acto liberador de energía sexual. Como he leído en una crítica, Cronenberg convierte en discurso y apasionante drama el subtexto psicoanalítico que siempre ha sustentado su personalísima poética para conseguir reunir en una sola película la mayoría de sus obsesiones. Aquí está todo: el pulso entre la razón y el deseo, la sistematización de lo irracional, el subconsciente como forjador de identidad, e incluso la problemática mutación de la ciencia (Freud) en un nuevo misticismo (Jung).

Tráiler



Cronenberg, no hacía falta que me recordaras que te amo, pero siempre es un detalle que se agradece. Gracias por existir.

1 comentario:

  1. Ya sé yo que tú eres muy de Cronenberg, y yo poco a poco me voy convirtiendo, aunque cuesta, no te creas. Esta película parece muy interesante, seguro que acabo viéndola.

    ResponderEliminar