Autorretrato realizado este mes de abril de 2017 (Josu Sein)
Siempre encontrarás más
de ti mismo en las sombras, puesto que la agresiva luz diurna poca cabida da a
los misterios. El día con su cegadora luz es el reino de los que aterrorizados de lo que
han encontrado se niegan a buscar más y muestran lo poco hallado
a modo de deformantes reflejos a ojos de los demás. La noche es el reino
de quienes sin miedo o con él van realizando todos sus deseos, uno
detrás de otro. En la noche te encontré. A la noche pertenecíamos.
En ella vivíamos planeando cómo matar al hombre, esa nefanda
especie animal, hasta que una noche me viste en celo aullándole a la
luna. Aún no te habías decidido por el amor o por el miedo. Yo te
obligué a que escogieras. Te hice beber toda la llameante sangre que
vertían los volcanes que eran mis ojos, aun sabiendo que no
recuperaría la vista de la que presumía. Tu cuerpo rechazó mi
sangre. Tu alma rechazó mi esencia. Saliste corriendo sabiendo que
ya no te podía ver. Pero te siento. Cuando estás cerca el sonido de
tus pasos reverbera en mis ojos y mis oídos ven y siguen tus
huellas. Pareciera que han pasado siglos desde que te busco y tú
escapas. Tiempo suficiente para saber cómo llegar a ti. Caminaré en
dirección opuesta a la tuya hasta que nos demos de bruces. No podrás
escapar. Correré hacia ti persiguiendo tu silueta que la sangre aún
manando de mis ojos me permita adivinar y me abalanzaré sobre ti. Tu
sangre será esta vez la que penetre en mí. Condenado a mi amor, si
no desechas al miedo, ya que nada haré para defenderme de tu
violencia, de ti y de nadie más dependerá que vivamos o muramos, en
cualquier caso unidos, en el orgasmo final. Quién nos iba a decir
que los hombres asesinados podríamos ser nosotros mismos...
Texto escrito este mes de abril de 2017 (Josu Sein)
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