martes, 16 de febrero de 2021

Fragmentos de "Teoría King Kong" de Virginie Despentes

Fotografía de archivo

Fotografía de archivo

Fotografía de Paco y Manolo

Virginie Despentes es uno de los mayores referentes mundiales del feminismo, aunque sea una figura nada cómoda para la contradictoriamente autodenominada corriente feminista actual y hegemónica. Esta escritora, realizadora y directora de cine francesa, escribió una de los ensayos básicos e indispensables del feminismo, Teoría King Kong, en el que de manera autobiográfica, defiende el ejercicio de la prostitución, describe el horror y el dolor que provoca una violación cayendo como una losa sobre la víctima los numerosos detalles sobre la educación de hombres y de mujeres que hasta ese momento habían pasado más o menos desapercibidos, pero al mismo tiempo negándose a considerarlo un trauma insuperable de por vida rechazando la victimización, y defiende un feminismo de la absoluta igualdad e inclusivo apostando por la superación y desaparición de los estáticos géneros tradicionales y criticando todo binarismo, enmarcándose así, aunque sin compartir vocabulario y terminología pero siendo el contenido el mismo, en la teoría queer. Durante todos los años en los que mantuvo una relación sentimental con Paul B. Preciado mucho antes de su transición de género, con quien continúa manteniendo una amistad, compartieron tanto sentimientos como ideas. Todo ello lo hace estableciendo hacia el final un paralelismo de sus ideas feministas y del surgir de los estáticos géneros binarios y roles asociados a ellos con la sobradamente conocida película "King Kong", aunque lamentablemente, al tratarse de una alegoría repleta de símbolos y arquetipos, mucha gente probablemente sea la parte del ensayo que menos comprende a pesar de englobar su visión del feminismo y su historia. Un libro básico para quienes estén interesados en el feminismo, un feminismo que nada tiene que ver con el feminismo hegemónico actual.

"Si no avanzamos hacia ese lugar desconocido que es la revolución de los géneros, sabemos exactamente hacia dónde regresamos. Un Estado omnipotente que nos infantiliza, que interviene en todas nuestras decisiones, por nuestro propio bien, que —con la excusa de protegernos mejor— nos mantiene en la infancia, en la ignorancia y en el miedo al castigo y la exclusión. El tratamiento de favor que hasta ahora estaba reservado a las mujeres, con la vergüenza como punta de lanza que las mantenía en el aislamiento, la pasividad, la inmovilidad, podría ahora extenderse a todos. Comprender los mecanismos que nos han hecho inferiores y los modos a través de los cuales nos hemos convertido en nuestras mejores vigilantes, es comprender los mecanismos de control de toda la población."

"Porque la virilidad tradicional es una máquina tan mutiladora como lo es la asignación a la feminidad. ¿Qué es lo que exige ser un hombre, un hombre de verdad? Reprimir sus emociones. Acallar su sensibilidad. Avergonzarse de su delicadeza, de su vulnerabilidad."

"Lo que me da rabia no es lo que los hombres hacen o son, sino lo que quieren impedirme que haga o lo que quieren obligarme a hacer."

"La sexualidad masculina en sí misma no constituye una violencia contra las mujeres, si estas consienten y están bien pagadas. Lo que resulta violento es el control que se ejerce sobre cada una y uno de nosotros, la facultad de decidir por nosotros lo que es digno y lo que no ."

"La mayoría de la gente que trabaja dejaría de hacerlo si pudiera, ¡menudo chiste! Lo que no impide que, en ciertos ambientes, se nos repita sin fin que la cuestión no es sacar la prostitución de la periferia de las ciudades, donde las prostitutas están expuestas a todo tipo de agresiones (condiciones en las que vender pan, por ejemplo, sería un deporte de alto riesgo), ni obtener el marco legal que reclaman las trabajadoras sexuales, sino prohibir la prostitución. Resulta difícil no pensar que lo que dicen las mujeres respetables, cuando se preocupan del destino de las putas, es que en el fondo tienen miedo de la competencia: desleal, demasiado oportuna y directa. Si la prostituta ejerce su negocio en condiciones decentes, similares a la esteticista o la psiquiatra, si libera su actividad de todas las presiones legales que se ejercen sobre ella, entonces la posición de la mujer casada se vuelve de repente menos interesante. Porque si se banaliza el contrato de la prostitución, el contrato matrimonial aparece de modo más claro como lo que es: un intercambio en el que la mujer se compromete a efectuar un cierto número de tareas ingratas, asegurando así el confort del hombre por una tarifa sin competencia alguna. Especialmente las tareas sexuales."

"Le pedimos al porno precisamente lo que nos asusta de él: que diga la verdad sobre nuestros deseos. Yo no sé nada sobre por qué es tan excitante ver a otras personas follando y diciendo guarradas. El caso es que funciona. Es mecánico. El porno revela crudamente ese otro aspecto de nosotros mismos: el deseo sexual es una mecánica nada complicada de poner en marcha. Y sin embargo, mi libido es compleja, lo que dice de mí no siempre me agrada, no siempre encaja con lo que a mí me gustaría ser. Pero puedo preferir saberlo, en lugar de esconder la cabeza y decir lo contrario de lo que sé de mí, para preservar una imagen social tranquilizadora."

"Este King Kong no tiene ni polla, ni cojones, ni tetas. Ninguna escena nos permite atribuirle un género. No es ni un macho ni una hembra. Es simplemente peludo y negro. Herbívoro y contemplativo, se trata de una criatura con sentido del humor, y hace gala de una gran potencia. Entre Kong y la rubia, no hay ninguna escena de seducción erótica. La bella y la bestia se acostumbran el uno al otro y se protegen, son sensualmente tiernos el uno con el otro. Pero de un modo no sexual. La isla está poblada de criaturas que no son ni masculinas ni femeninas. (...) King Kong funciona aquí como una metáfora de una sexualidad anterior a la distinción entre los géneros tal y como se impuso políticamente hacia finales del siglo XIX. King Kong está más allá de la hembra y más allá del macho. Es la bisagra entre el hombre y el animal, entre el adulto y el niño, entre el bueno y el malo, lo primitivo y lo civilizado, el blanco y el negro. Híbrido, anterior a la obligación de lo binario. La isla de la película es la posibilidad de una forma de sexualidad polimorfa e hiperpotente. Eso es precisamente lo que el cine quiere capturar, exhibir, desnaturalizar y finalmente exterminar. Cuando el hombre viene a buscarla, la mujer duda en seguirle. Él quiere llevarla a la ciudad, a la heterosexualidad hipernormativa. (...) A continuación encadenan a King Kong y lo exhiben en Nueva York. (...) King Kong o el caos anterior a los géneros. Después los hombres en uniforme, el Estado, intervienen para matar a la bestia. (...) La bella no ha podido impedir que los hombres trajeran a la bestia, ni que la mataran. Se deja proteger por el más deseante, el más fuerte, el más adaptado. Se ha distanciado de su potencia fundamental. Ese es nuestro mundo moderno."

"Lo que las mujeres han recorrido no es solo la historia de los hombres, sino su propia opresión específica. Una historia de una violencia inaudita. De ahí que surja una proposición simple: iros todos a tomar por el culo, con vuestra forma condescendiente de mirarnos, con vuestras simulaciones de fuerza garantizadas por el colectivo, vuestra protección puntual o vuestra manipulación de víctimas para las que la emancipación de la mujer sería algo difícil de soportar. Lo que sigue siendo difícil es ser mujer y aguantar todas vuestras estupideces. Las ventajas que vosotros sacáis de nuestra opresión en realidad son trampas. Cuando defendéis vuestros derechos masculinos, sois como los empleados de un gran hotel que se creen los propietarios de la finca... siervos arrogantes, eso es lo que sois."

"El sexo que se dice fuerte es precisamente el que hay que proteger sin cesar, el que hay que confortar, curar, cuidar. Al que hay que proteger contra la verdad. Las mujeres son tan cabronas como ellos y los hombres tan putos y tan madres como ellas, todos estamos en medio de la misma confusión. Hay hombres que están hechos para ocuparse del jardín, de la decoración interior y para llevar a los niños al parque; y mujeres con un cuerpo capaz de agujerear la cabeza de un mamut, de hacer ruido y de tender emboscadas. A cada cual su terreno. El eterno femenino es una tremenda broma."

"Liberarse del machismo, esa trampa para bobos solo sirve para calmar a los idiotas. Admitir que no queremos respetar las reglas del reparto de cualidades. Ni el sistema de mascaradas obligatorias."

"Existe una clase de fuerza que no es ni masculina ni femenina, que impresiona, que enloquece, que da seguridad. Una capacidad de decir que no, de imponer una visión propia de las cosas, de no ocultarse. Me da lo mismo que el héroe lleve falda y tenga dos tetas como melones o que la tenga como un toro y fume puros."

"El feminismo es una revolución no un reordenamiento de las consignas de marketing, ni una vaga promoción de la felación o del intercambio de parejas, ni tampoco una cuestión de aumentar el segundo sueldo. El feminismo es una aventura colectiva, para las mujeres pero también para los hombres y para todos los demás. Una revolución que ya ha comenzado. Una visión del mundo, una opción. No se trata de oponer las pequeñas ventajas de las mujeres a los pequeños derechos adquiridos de los hombres, sino de dinamitarlo todo." 


Aconsejo también leer mi entrada de hace dos años sobre Virginie Despentes y la transgresión de los géneros, así como el visionado del vídeo que en ella se encuentra y en el que se le realiza una entrevista.

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