lunes, 26 de noviembre de 2018

Hablemos de lo que pasa


Algunos artistas españoles formaron parte en 1998 de Transgenéric@s, la primera exposición centrada en estas representaciones y conceptos en el ámbito español. Mar Villaespesa escribió este texto sobre la exposición, que no sólo sigue en plena vigencia a pesar de referirse a acontecimientos de hace ya más de dos décadas, sino que resulta en estos momentos más significativo si cabe, debido a las burlas que reciben por diversos sectores que tachan toda tendencia natural de ideología y se muestran sumamente críticos con los identitarismos, aunque no escondan su ideología ni la identidad a la que sienten perder. Pero, ante todo, resulta crucial por las estúpidas y contraproducentes guerras que se han creado dentro del colectivo LGTBIQ+ como si la realidad de unos excluyera la de otros. Quizás sea el momento más idóneo hasta el momento para recuperar, difundir y generalizar el post-identitarismo queer.


HABLEMOS DE LO QUE PASA

[..] Algo parece estar cambiando en los noventa con respecto a la sexualidad (y no solo en los laboratorios de ingeniería genética) y a la representación de la misma, como es el rechazo de la normativización. Esta llega hasta el centro de los hogares cuando una noche las televisiones de todo el mundo retransmiten, ante la sorpresa de millones de teleespectadores, que quien acaba de ganar el festival, la exuberante cantante que representa a uno de los países, es una transexual. La confusión está servida en los mismos platos de la cena familiar, en medio de la noche iluminada. La abuela se puede quitar el sonotone mientras saborea el postre, el padre autoritario puede lanzar de nuevo el discurso moral mientras apura la copa de vino y la madre virtuosa e intransigente puede seguir alimentando su neurosis recogiendo los vasos, pero mientras tanto la casa se va llenando de tatuajes y aretes, el vocabulario de l@s chic@s va cambiando, y las nuevas formas comienzan a configurar nuevos códigos en busca, quizá, de nuevos lenguajes y, con ello, de nuevas formas de pensamientos y comportamientos.

Pero aun ocurriendo todo esto, no debemos perder la mirada crítica, pues si bien una serie de manifestaciones a través de la publicidad, la música, las artes multidisciplinares, la industria cinematográfica están contribuyendo a cambiar una sociedad en beneficio de unas minorías, lo que también ocurre es que muchas veces lo que se está promocionando es el cambio en las formas pero no en las ideas (ya que el mercado siempre las banaliza), o no se están activando los mecanismos necesarios para desentrañar las estructuras de poder que articulan las jerarquías y los antagonismos entre los sexos —aunque la moda sea unisex y ambigua, y modistos como Viviene Westwood o John Galliano tengan un gran éxito—.

Porque, no nos engañemos, si bien nos complace ver a todos estos jóvenes andróginos porque pensamos que ya no son presa de los roles masculino-femenino y todo lo que conlleva, sigue siendo un drama en los hogares españoles si un niño de cuatro años de sexo masculino pide por Reyes una Barby. Y como mucho, si sus padres son «progres», lo «aceptarán» estoicamente, pero hubieran preferido una conducta supuestamente «normal», correspondiente a su sexo masculino, porque todavía no se tiene claro, más allá de los ámbitos académicos progresistas o entre los colectivos de reivindicaciones sociales o en las capas marginales que no están presas del estatus y del aparato simbólico legitimado por la sociedad, que mientras el sexo tiene un carácter biológico, el género es una construcción sociocultural […]. Como ya narró Simone de Beauvoir hace unas décadas, en el origen de todo este rico debate: «No se nace mujer, se llega a serlo». Y son, precisamente, los ambientes familiares y los sistemas educativos (entre ellos podemos contar a los museos y las instituciones públicas) los que deben estar más abiertos a comprender estos temas. Y quien esté libre de pecado que tire la primera piedra, pues yo misma no recuerdo haber preguntado a un sobrino, o al hijo adolescente de una amiga: «¿Qué chico o chica de tu clase te gusta?», porque siempre hemos supuesto que si es varón le debe gustar hembra, o viceversa. Así que me temo que si mis preguntas han ido dirigidas a quien no ha sentido una inclinación por la supuesta respuesta, probablemente, l@ haya hecho sentir si no reprimid@, al menos confus@ en su identidad.

La crisis está echada, los cristales están rotos junto a los valores y los grandes relatos: entre ellos, la razón, la autoridad, la verdad..., mientras tanto se manifiestan la confusión, incluso la violencia, pero hay que inventarlo, o reinventarlo, todo de nuevo, como ocurre en la novela Kitchen, de la escritora japonesa Banana Yoshimoto, cuya joven protagonista tiene que reconstruir su vida tras la muerte de todos sus familiares, a la vez que descubre que la madre de su vecino era antes su padre, que ella era antes él, que cuando murió su madre su padre decidió convertirse en mujer, operarse, abrir un bar «de esos» y ser una madre para su hijo. Y todo transcurre con la normalidad, en la que no está exento el drama, de tantas otras situaciones de la vida ordinaria contemporánea. Sí, ciertamente se trata de «nuevas» situaciones, si se quiere extremas, pero que no por extremas dejan de «pasar». Por lo que esperemos que, a pesar de las crisis, nos quede algo más que la revelación nihilista de Cioran: «Morir es cambiar de género, renovarse», ya que todavía queda mucho por hacer. «Transgenéric@s» quiere co1oborar a ello. Hubiéramos querido también que la exposición se interrelacionara aún más con la calle, organizar mesas redondas con esos colectivos que, como el arte, hacen posible los cambios, con esos teóricos que ayudan a analizar y a comprender, porque los temas y la representación que, gracias a los estudios de género y a la teoría queer, están presentes en la exposición, y sobre todo, de entre ellos, la representación del sexo que no cabe en la norma, casi me atrevería a decir que, como el terrorismo, están demonizados. Todavía hay muchos miedos en la sociedad que hay que combatir; para ello, hablemos de lo que pasa y expongámoslo.

(Mar Villaespesa, 1998)


Página informativa de la APA sobre sexo, género, orientación sexual e identidad de género

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