La gran Diamanda Galás está retrasando debido a circunstancias más importantes los proyectos que tenía para este verano, desde volver a las descargas de (sub)versiones de clásicos de blues y jazz desde su web, hasta la publicación de nuevos trabajos que no vemos desde que "Guilty Guilty Guilty" viera la luz en el 2008, pero que se hayan retrasado no quiere decir de ninguna manera que los haya dejado de lado. Así como ya realizó el primer fascinante ensayo de "Espergesia" en el Museo Emanuel Vigeland de Oslo, donde mostró que a pesar de todo sigue en plena forma, nos vuelve a poner los pelos de punta con esta primera actuación en Wroclaw, Polonia, de su trabajo aún en proceso "Das Fieberspital", no faltando nunca a sus principios y ayudando codo con codo a esos parias recluidos y muchas veces maltratados en sanatorios por no encajar en las pautas de comportamiento de una sociedad homogeneizadora y enferma (cuesta no recordar la historia de "La invasión de los Ultracuerpos" y ciertas novelas distópicas).
Tachada de hereje y bruja, por muy pagano y anti-cristiano que yo sea (y creo que Diamanda también), no hay en este momento figura que más me recuerde a la de Jesucristo, aquel hombre que no dejó ninguna huella de su existencia pero que según los evangelios se dedicaba a ayudar a toda clase de marginados sociales al mismo tiempo que decía que había venido a traer guerra y no paz. Porque como dijo William Blake, es más fácil perdonar a un enemigo que a un amigo. Diamanda, deja que la sangre de todos ellos fluya a través de ti, drénala, la de ellos y la tuya, y propaga amor y odio a partes iguales pero por una vez como corresponde, y los justos continuarán levantándose y sus torturadores cayendo, hasta que ni una sola voz quede silenciada mientras sigas haciendo de tu cuerpo y vida un experimento y tu música siga siendo la Fuerza del Adversario.
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