martes, 28 de marzo de 2017

La muerte vendrá... Y se llama Diamanda Galás...


Mientras espero fervorosamente a que los dos nuevos discos de la atemporal Diamanda Galás lleguen a mis manos tras cruzar el océano lo antes posible, tengo que agradecerle que durante los meses previos al lanzamiento de All the way dejara escuchar algunos de sus temas, y que desde el pasado 24, día de lanzamiento del disco, su nuevo equipo y ella hayan colgado en Youtube los ocho temas que constituyen At Saint Thomas the Apostle Harlem al completo, mientras que la tónica habitual de las discográficas es la de eliminar de Youtube, cada vez en mayor cantidad y con mayor frecuencia, cuantos vídeos o audios puedan. Todo seguidor de Diamanda, a pesar de no llegar a tanta gente como quisiera por ser una artista auténtica y sin concesiones cuya presencia en los medios es por otra parte cada vez más masiva, pero con una presencia y actividad constantes y un público absolutamente fiel y cada vez mayor, de lo que carece la basura de usar y tirar creada por la MTV que desaparece del mapa para el resto de la vida con todo su dinero tan rápidamente ganado como necesariamente gastado, conoce las razones de su procedimiento inverso al habitual en el mundo de la música (realizar desde mediados de los 90 giras para posteriormente grabar discos con los mejores temas o performances realizadas durante ellas debido a la política de Mute que estaba resultando un obstáculo para la creación y difusión de la música de Diamanda, sin ser un caso aislado ya que son cada vez más los artistas que incluso deciden prescindir de las discográficas en su sentido tradicional), y que las reinterpretaciones de los mismos temas que aparecen en distintos discos nada tienen que ver con una pérdida de originalidad, sino, todo lo contrario, una sorprendente capacidad de improvisación debido a su formación tanto en música clásica como en el free jazz, que tan diferentes los hace entre sí cada vez que decide incluirlos en más discos, a sumar a su sorprendente y admirable capacidad de reescribirlas casi al completo para adaptarlas a su mundo interior dejando de ser meras copias de los originales. Sería por lo tanto injusto, ya que además sus proyectos son siempre conceptuales, algunos de los cuales han sido interpretados en giras mundiales sin terminar siendo grabados y lanzados como productos discográficos, reducir las críticas y análisis a la comparación de temas reinterpretados y regrabados y no contemplar cada disco como una obra total con su propia personalidad y discurso. Así que veamos...


No quisiera con esto ofender a Diamanda, a la que además me une algo más que mi admiración por su música, pero llega a aburrir el que las reseñas de sus discos se reduzcan muchas veces a su sobradamente conocido y admitido virtuosismo como cantante, pianista y compositora, sin aportar nada nuevo y dando la impresión de que pocos se percatan de que otra de las grandes virtudes de Diamanda es el concepto sin fisuras con el que concibe el disco al completo y de la perfecta manera de hilvanar los temas creando una verdadera historia, quizás autobiográfica, incluso tratándose de reinterpretaciones de clásicos del jazz y el blues cuyas letras no han sido escritas por ella, como en este caso. Según diversas declaraciones de Diamanda, el proyecto que tenía en mente para Guilty Guilty Guilty de 2008 fue mutilado por Mute y no tardó en cortar con ellos, lo que sin saberlo a ciencia cierta me hace intuir que, ya que posteriormente se dedicó durante un tiempo a vender temas independiententes descargables desde su web, algunos de los cuales aparecen en este trabajo, se traten quizás de descartes de aquel gran trabajo. Y es que All the way se puede considerar como una segunda parte o continuación de aquel disco. Diamanda es para muchos ofensivamente honesta y escupe a los eufemismos. Quien no sabe lo que es el odio o se dedica a disfrazarlo y reprimirlo, no puede sencillamente tener ni la más mínima idea de lo que es amar. El disco narra a la perfección el desbordante amor y la entrega total de una mujer que es despreciada y traicionada hasta que se venga del ahora objeto de su odio por haber sido deliberadamente dañada. Sí, dejémonos de gilipolleces. he dicho odio y venganza, ese término que es por tanta gente sustituido por el de karma por mera cobardía y para sentirse mejores personas, si bien es cierto que la venganza personal, no la institucionalizada, resulta muy difícil de llevar a cabo si por encima de cualquier otra persona uno valora su propio bienestar. Comenzando por temas en los que Diamanda parece llorar y lamentarse por un amor no correspondido con la misma intensidad ("All the way", "You don't know what love is"), pasa a expresar la rabia que va apareciendo con el amor ignorado ("The thrill is gone"). El odio, el deseo de venganza y su planificación aparecen ("Round Midnight"), algo que lleva a Diamanda a invocar, enfrentarse y quizás incluso convertirse en la Muerte misma lanzando sus desgarradores pero al mismo tiempo melódicos gritos ("O Death"), y finalmente la venganza es efectuada ("Pardon me, I've got someone to kill"), un tema, este último, inusual por estar acostumbrados a que los discos finalicen con un tema más lento o triste, pero que en este caso le concede al disco una perfecta coherencia. ¿Qué mejor que convertirte en la misma Muerte para escapar de ella y del miedo que se le tiene? Aquí tenéis un par de temas, en Youtube podéis escucharlos en su totalidad y orden correspondiente, aunque personalmente agradecería que la gente, tras interesarse por los temas, comprara sus discos para darle a Diamanda la posibilidad econónica de seguir produciendo esa música que quizás no habíais escuchado pero que os ha atrapado.







El título escogido para este disco por Diamanda y su nuevo equipo se debe a que se trata de una selección de ocho temas interpretados en la citada catedral de Nueva York, y no a una selección de temas interpretados en diferentes fechas y ciudades durante la gira que llevaba por nombre Death will come and will have your eyes en referencia al poema musicalizado de Cesare Pavese que da comienzo al propio disco, pudiendo parecer que pierde esa habitual unidad conceptual de sus proyectos, aunque en realidad se trata de un acuerdo con los productores del concierto basado de principio a fin en lo que Diamanda ha denominado canciones de odio, desde el odio temido al deseado, en el que además Diamanda mostró por fin nuevo material compuesto por ella, como la citada "Verrà la morte e avrà i tuoi occhi", o la larga, agónica y bella canción "Die Stunde Kommt", un poema de Ferdinand Freiligath musicalizado por Diamanda, aunque existe una versión anterior compuesta en 1800 por Franz Liszt que nada tiene que ver y que Diamanda detesta, un poema del que Marlene Dietrich quedó absolutamente fascinada y a la que Diamanda dedica el tema. Este disco es quizás el más clásico de toda la carrera de Diamanda desde su primera grabación en solitario de 1982, el disco en el que su formación en música clásica más presente está por encima del free jazz, mostrando más que nunca su formación como soprano con lineales melodías al piano mucho más sosegadas que en casos anteriores, incluso en temas como "O Death", tercera vez que se incluye en uno de sus discos, aunque manteniendo los desgarrados alaridos pero más agonizantes y malheridos. Esta impresión de una Diamanda más herida que me da este disco no va desde luego a debilitarla. De hecho, y sabiendo que posee una ingente cantidad de material inédito, no sólo le deseo, sino que le auguro un futuro musical y profesional del que se encargará su propio sello discográfico, Intravenal Sound Operations, y sus nuevos productores y distribuidores, con mucha más repercusión, beneficios económicos y libertad artística de las que Mute le permitía, y quién sabe si volveremos a escuchar nuevas grabaciones de estudio que retomen las características obras electroacústicas e instalaciones cuadrafónicas con las que se dio a conocer. Aquí tenéis los 2 temas que he mencionado más una versión del tema "Angels" de Albert Ayler en la que vocaliza la melodía de saxo de este tema instrumental.







Gracias por existir, Diamanda. Le debo mucho a tu música por mucho que te empeñes en negar que sea terapéutica, y a tu propia persona.


Fotografías realizadas por Austin Young: austinyoung.com

diamandagalas.com

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